El BCE revisa su artillería para frenar la segunda ola sin herir al mercado
El recrudecimiento de la crisis eleva la presión para que haya nuevas medidas
La presidenta del BCE, Christine Lagarde
El gobernador del Banco de España, lo apuntaba esta misma semana: «Es altamente probable que en diciembre volvamos a añadir estímulo monetario al que tenemos hoy», decía el miércoles Pablo Hernández de Cos , uno de los 19 banqueros centrales que forma parte del ... Consejo de Gobierno del BCE. Las declaraciones se unían al avance lanzado poco antes por la directora del banco central alemán, Isabel Schnabel , en una entrevista a un diario salmón alemán: «Nuestros análisis muestran que sería posible una mayor reducción», dijo.
Lo expresado por ambos mandatarios suben un escalón las perspectivas de lo afirmado por la presidenta del BCE, Christine Lagarde , tras la última reunión del emisor y en la que adelantó que la recuperación económica de la zona euro estaba «perdiendo impulso» de una manera «más intensa» de lo previsto, lo que iba a implicar una revisión de todos sus instrumentos «de manera adecuada».
La tarea no es sencilla . El descontrol con el que el Covid está infectando a los países y la virulencia con la que está atacando a unas economías ya tocadas por el confinamiento de marzo ha elevado la presión sobre la actuación del Banco Central Europeo. Sin embargo, junto a las voces que claman por un mayor apoyo monetario, también comienzan a emerger quienes alertan de los riesgos de prolongar mucho más esta inundación de liquidez. Actualmente, el BCE mantiene los tipos de interés de referencia para las operaciones de refinanciación en el 0%, mientras que la tasa de facilidad de depósito se adentra en terreno negativo, hasta el -0,50%, y la de facilidad de préstamo se sitúa en el 0,25%.
«El BCE, aprendiendo de las lecciones de la pasada crisis, ha reaccionado con rapidez ante los efectos económicos de la pandemia. No cabe duda de que se trata de medidas imprescindibles, que habrán de tener continuidad en los próximos meses para contribuir al esfuerzo de recuperación de la economía europea. No obstante, en lo tocante a los niveles de los tipos de interés, que inevitablemente habrán de seguir bajos durante algún tiempo, deberían considerarse cuidadosamente los efectos colaterales que se derivan de ese medida», apunta Francisco Uría , socio responsable del sector financiero de KPMG en Europa, Oriente Próximo y Asia.
Y es que mantener los tipos de interés bajos introduce fuertes distorsiones en los mercados y no solo para las entidades de crédito. También los inversores y ahorradores ven muy limitadas sus opciones, a la vez que puede distorsionar el valor de los activos y, uno de los puntos más preocupantes, desincentivar a los gobiernos para que adopten las medidas de reforma estructural y de consolidación fiscal. «Ese ejercicio de valoración, que el BCE ya estaba realizando antes de la pandemia, es ahora más importante que nunca. Se trata de un equilibrio muy delicado», remarca Uría.
Más allá de la bajada de tipos, los expertos señalan a la posibilidad de que se amplíe el programa de compras del plan antipandemia (PEPP, por sus siglas en inglés). «Hace tiempo que la eficacia marginal de unos tipos más bajos viene siendo decreciente. Y el balance entre beneficios de una reducción adicional y daños causados a los ahorradores, el sector financiero y otros podría inclinarse ya hacia los segundos. El mercado apunta a una elevación del volumen de compras de títulos de renta fija, por parte del BCE, en el mercado secundario. A decidir en la reunión de diciembre. Y creo que esto es lo más probable», asegura Carmelo Tajadura , experto financiero y economista. De hecho, este programa está siendo especialmente beneficioso para España. «Si el BCE restringiese las compras, el coste de emitir deuda por parte de los Estados periféricos subiría, lo que sería ciertamente muy perjudicial para España. Se trata de una alternativa del diablo», concluye Tajadura.