La repercusión de un petróleo caro

Aumenta el desembolso que debe de hacer el país para pagar las importaciones de crudo , ya que España tiene que comprar fuera el 99% del petróleo que consume. También ralentiza el crecimiento económico.

La subida del crudo eleva los costes de las empresas en casi todos los sectores, especialmente las aerolíneas y las de transporte por carretera. El encarecimiento de los carburantes, ahora en máximos anuales, también resta poder adquisitivo a los consumidores.

A las petroleras que, como Repsol y Cepsa, han visto mermados sus resultados en los dos últimos años, y a los países exportadores de crudo, en muchos de los cuales los ingresos del petróleo representan el 90% de sus presupuestos.

La cotización del petróleo Brent cayó un 34% a lo largo del año pasado, mientras que el gasóleo lo hizo en un 13% y la gasolina sin plomo de 95 octanos un 1,6%. El descenso de los carburantes fue menor por su fuerte componente impositivo.

Por varios motivos, como la caída temporal de la oferta de varios países productores, como Canadá (macroincendio), Kuwait (huelgas en el sector), Nigeria (sabotajes), Venezuela (crisis económica) y Estados Unidos (paralización del « fracking »). También por el anuncio de la suspensión de nuevas inversiones en el sector.

Nadie lo sabe. Los expertos están revisando al alza sus anteriores previsiones y apuntan a entre 50 y 60 dólares el barril a finales de año. El precio medio sería de 42 dólares, según los analistas.