El FMI reclama a España un esfuerzo de nuevas medidas fiscales para 2010

Según esos reproches vertidos ayer durante una teleconferencia celebrada en Washington, aunque las autoridades españoles han aprobado ya una serie de medidas, "todavía no han hecho mucho para el 2010, por lo que sabemos". La insistencia de un nuevo plan de estímulo fiscal para el próximo año viene acompañada de estimaciones de que las medidas de estímulo aprobadas hasta la fecha no son suficientes para que la economía española vuelve a cobrar impulso.

En sintonía con las recetas asumidas por la Administración Obama de estímulo gubernamental a gran escala, el Fondo insiste en que toda Europa debe implementar medidas fiscales para el año que viene. Según el FMI, los países que dispongan de suficiente margen de maniobra tendrían que inyectar el equivalente a un 2% de sus respectivos PIB en planes de estímulo, especialmente en todo lo relacionado con grandes proyectos de infraestructura.

Junto a estas advertencias, el Fondo Monetario también ha confirmado que la economía global se contraerá durante este año -hasta un 1 %- por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial. Según las últimas previsiones facilitadas en la reunión ministerial del G-20 celebrada el fin de semana pasado en Londres, el Fondo contempla una modesta recuperación a principios del 2010 pero con muchos condicionantes.

En la lista de requisitos para empezar a salir de la crisis a comienzos del 2010, el FMI destaca la prioridad de que los países afectados logren estabilizar el sistema financiero y suministrar de forma coordinada suficiente respaldo fiscal a sus respectivas economías. Además, el Fondo considera necesaria una mejoría en los flujos de crédito, que la crisis inmobiliaria en EE.UU. toque fondo y una bajada sostenido en los precios del petróleo y materias primas.

Para este año, el Fondo Monetario considera que los países más desarrollados sufrirán "recesiones profundas", con detrimentos del tamaño de sus economías de entre un 3 % y un 3,5 % durante el 2009. Lo que significa que los países industrializados, con el G-7 a la cabeza, sufrirán las mayores contracciones registradas en sesenta años. Las economías emergentes, por su parte, sufrirán "graves retrocesos" en el 2009, con grandes dificultades de financiación, bajos precios para sus exportaciones y una merma sustancial del comercio internacional.