Merkel adapta la agenda europea de la unión bancaria a su calendario electoral

El pulso entre la canciller alemana Ángela Merkel y el presidente francés Francois Hollande se salda nuevamente con una prórroga y tal como se había previsto, en esta cumbre no ha habido decisiones concretas, aunque el presidente del Consejo, Herman Van Rompuy , ha logrado mantener el rumbo a pesar de las divergencias. Pero si el camino de la recapitalización directa de los bancos se cierra, el de una posible asistencia del Banco Central Europeo (BCE) en el mercado de la deuda, se entreabre.

Según el presidente francés, en caso de que España lo solicitase « no debería cumplir ninguna otra condición , no se pueden añadir medidas de austeridad a la austeridad». Hollande dijo que, en todo caso, es una decisión que «corresponde exclusivamente a España» y sobre la que el presidente del Gobierno Mariano Rajoy precisó a la salida de la reunión que de una posible ayuda a España «no se ha hablado nada de nada» y aconsejó no creer «lo que se publica por ahí. Hasta que yo lo comunique no habrá nada de nada ».

Algunos comentarios previos a la reunión llegaron a dudar incluso que Alemania apoyaría la propia idea de la unión bancaria. Sin embargo y a pesar de lo que parecían dar a entender las imágenes en las que se les veía discutir, fuentes diplomáticas francesas sostuvieron siempre que el presidente Francois Hollande era optimista respecto a la posibilidad de llegar a un acuerdo con Angela Merkel . Lo cierto es que los dos empezaron mal la reunión del Consejo Europeo de ayer, esgrimiendo posiciones enfrentadas respecto a los próximos pasos a dar en la zona euro.

La canciller alemana llegó a Bruselas con la vieja propuesta de instaurar un supercomisario de Economía con capacidad de controlar los presupuestos nacionales , incluso por encima de los parlamentos, mientras que el francés vino diciendo que «lo único que tenemos que decidir en esta cumbre es la puesta en marcha de la unión bancaria, empezando por la instauración de un supervisor único antes de fin de año» y conminó a «cumplir con los compromisos» de la cumbre de junio , en la línea de lo que reclamaba el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.

A las posiciones alemanas se sumaron enseguida varios países. El primer ministro sueco, Fredrik Reinfeldt , dijo claramente a su llegada al edificio del Consejo que su principal objetivo en la reunión era asegurarse de que «ni los contribuyentes suecos, ni el sistema bancario sueco, cubran las pérdidas causadas por los problemas en los sistemas bancarios de otros países». También se expresó en el mismo sentido en el primer ministro finlandés Jyrki Katainen en el interior de la reunión, y ya se sabe que el británico David Cameron ha dicho desde el principio que el Reino Unido se mantendrá definitivamente fuera de la unión bancaria , y, por supuesto, del euro.

España, Francia e Italia querían que el Consejo de cuanto antes la luz verde para la creación de una unión bancaria con un supervisor único en manos del Banco Central Europeo . Según el proyecto de conclusiones que anoche tenían sobre la mesa los jefes de estado y de gobierno, el marco legislativo para el establecimiento del supervisor debe acordarse antes de fin de año, como se decidió en la cumbre del pasado 29 de junio y ponerse en marcha «a lo largo de 2013» escalonadamente como había previsto la Comisión.

Sin embargo, a la cuestión de cuando se podrá utilizar la recapitalización directa , que es lo que los dirigentes han dejado en el alero, transfiriéndolo al debate entre los ministros de economía, que es lo mismo que aplazarlo . En la declaración final se dice claramente que «cuando se haya establecido un supervisor único efectivo» el mecanismo de rescate (MEDE) podría «después de una decisión ordinaria» entregar directamente financiación a los bancos.

Ese es el mecanismo que se ha dejado preparado Angela Merkel, para poder decidir si le conviene o no que los votantes alemanes perciban que parte de sus impuestos va a parar a tapar agujeros de la banca de un país con problemas. Eso tal vez le conviene para sus elecciones de 2013, pero le puede obligar a aceptar una cuenta aún mayor en caso de que el gobierno de Mariano Rajoy tenga que pedir asistencia financiera porque no puede sostenerse con intereses altos para la deuda.