No es país de grandes empresas
La rígidez laboral y el marasmo burocrático y administrativo dificultan que el tamaño de las compañías españolas crezca en consonancia con el de las economías de nuestro entorno
Los ejemplos de empresas españolas que crecen y triunfan a nivel mundial son bien conocidos. Sin embargo, España no es un país que destaque precisamente por el tamaño de sus negocios. La dimensión media de la empresa española es inferior a la ... de otros países con un grado de desarrollo similar.
Según el Directorio Central de Empresas, a 1 de enero de 2011, del total de 3,25 millones de empresas existentes en España el 99,9% eran pequeñas y medianas, es decir, tenían menos de 250 asalariados. Las microempresas con menos de 10 asalariados constituían el 95,2% del tejido empresarial, frente al 92,1% de la UE. Entre 2000 y 2010, el número total de empresas aumentó en más de 600.000, pero el predominio de las pymes apenas sufrió modificaciones, según recoge un informe del Área de Estudios y Análisis Económico de La Caixa al que ha tenido acceso ABC.
El informe concluye que la abundancia de pymes puede ser consecuencia de una economía dinámica y flexible y reflejo de un alto espíritu emprendedor, pero cuando el número de grandes empresas es exiguo incluso en los momentos más álgidos la situación no deja de ser una anomalía.
Varios estudios concluyen que las economías con unidades empresariales de mayor tamaño cuentan con una productividad más elevada y con empresas más orientadas hacia el exterior. También existe evidencia de que el tamaño de la empresa es uno de los factores más decisivos en sus probabilidades de supervivencia en cualquier periodo.
El informe de La Caixa asegura que «en términos de generación de empleo, la creación de nuevas empresas es muy positiva, pero en la comparación entre pymes maduras y grandes empresas, estas últimas suelen acabar ganando en términos de creación y mantenimiento de puestos de trabajo».
Entorno desfavorable
Las razones que explican la escasez de grandes empresas en España son variadas, pero el informe destaca especialmente «un entorno institucional que dificulta la expansión de la actividad empresarial. Las rigideces del mercado laboral, los dilatados y dificultosos trámites burocráticos, la normativa fiscal y contable, la disparidad de normas entre los distintos niveles administrativos o una cierta inseguridad jurídica en determinados casos entorpecen el desarrollo corporativo». En demasiadas ocasiones, la falta de ambición de las propias empresas, que obvian el esfuerzo en nuevas tecnologías e investigación y desarrollo, hace el resto.
Algunas políticas también pueden convertirse en obstáculos para que la dimensión de las empresas aumente. Numerosos estudios que determinadas regulaciones orientadas a favorecer a las pymes , en el ámbito laboral o en el fiscal, por ejemplo, desincentivan el aumento de la dimensión de la empresa, que opta por no superar la dimensión legal establecida para no perder las ventajas regulatorias.
En este sentido, el informe de La Caixa apuesta por políticas que apoyen las nuevas iniciativas emprendedoras, «pero también por aquellas que permitan a estas iniciativas consolidarse y progresar». La competitivad de la economía está en juego.
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