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Metrovacesa y Merlin: historia de una fusión

La nueva compañía estará valorada en 9.317 millones de euros y dispondrá de 4.700 viviendas en alquiler

Rodrigo Echenique (i) será el presidente de la nueva Merlin , mientras que Ismael Clemente ocupará el cargo de consejero delegado ABC
Luis M. Ontoso

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Pocas empresas como Metrovacesa ofrecen un retrato más completo del auge y la caída del sector inmobiliario español. Fue campo de batalla durante los años en que el ladrillo era objeto de deseo, un baile de opas y contraopas entre los años 2006 y 2007 protagonizado por Joaquín Rivero y la familia Sanahuja por el que desembolsaron millones de euros siguiendo la fiebre de unos precios de los inmuebles que no parecían tocar techo y una demanda en apariencia inagotable. Su elevada deuda -el casi omnipresente estigma en el sector - la condenó a partir de 2009 al ostracismo: sus principales acreedores -Santander, BBVA y Popular, entre ellos- se hicieron con el control. A finales de 2012 excluyeron sus acciones de negociación en Bolsa. Y ayer, en un movimiento sorpresivo, recuperó su posición como símbolo de un sector en plena mutación, con nuevos actores y diferentes modelos de negocio.

De hecho, se ha aliado con el mayor exponente de este nuevo paradigma inmobiliario, la socimi (sociedad de inversión inmobiliaria) Merlin. En un comunicado, ambas empresas anunciaron ayer que han suscrito un acuerdo por el que se fusionarán, operación que dará lugar al mayor grupo del sector en España y «uno de los mayores de Europa ». En total, la firma contará con activos por un importe bruto de 9.317 millones de euros, cifra que englobará tanto una cartera de edificios de oficinas, centros comerciales y naves logísticas con una superficie de tres millones de metros cuadrados. Además, Merlin insuflará actividad en su recién adquirida Testa, para lo que se creará una nueva sociedad -Testa Residencial- que recibirá 4.700 viviendas en alquiler valoradas en 692 millones.

En la práctica, el acuerdo supone la absorción de Metrovacesa por parte de la compañía presidida por Ismael Clemente. Como contraprestación, las entidades financieras presentes aún en el capital de la histórica inmobiliaria -Santander, con un 70,27%; BBVA, con un 20,52%, y Popular, con un 9,14%- cederán los activos a cambio de acciones de la socimi . Así, el banco presidido por Ana Botín y representado por uno de sus hombres de confianza, Rodrigo Echenique, se convertirá en primer accionista de Merlin (con un 21,9% y un 46,21% del área residencial). Tal es así que el propio Echenique asumirá el cargo de presidente no ejecutivo de la nueva sociedad.

Por su parte, BBVA dispondrá de un 6% en la Merlin de nuevo cuño y un 13% en la residencia, mientras que Popular adquirirá un 2,86% de la primera y 6% de la firma residencial. Las entidades se han comprometido a mantener su participación durante al menos seis meses . En todo caso, ofrecerán un derecho de suscripción preferente a los actuales accionistas de Merlin en el caso de que decidan desprenderse de sus títulos.

Próximidad electoral

Si algo ha sorprendido ha sido la celeridad con que Merlin ha acometido esta operación. Aunque, como reconoció el propio Clemente, la fusión se produce tras «varios meses de trabajo», apenas han transcurrido seis meses desde que la socimi finalizara la reestructuración de la deuda asociada a la compra de Testa con un préstamo de 1.700 millones y un día después de oficializar el término de la compra de la filial de Sacyr.

Lo cierto es que Merlin se ha visto penalizada en las últimas semanas en Bolsa por las propuestas de los partidos de extrema izquierda que, como Podemos, han puesto en la mirilla de sus programas electorales los beneficios fiscales con los que cuentan este tipo de sociedades, que, por ejemplo, están exentas de pagar el impuesto de sociedades a cambio de distribuir dividendos anualmente. Clemente no ha ocultado públicamente su rechazo a este tipo de partidos, cuya llegada a La Moncloa podría suponer un cambio drástico de su marco tributario.

De momento, los vientos soplan a favor de la operación, que se articulará por varias fases y se deberá aprobar, en última instancia, en las juntas de accionistas que se celebrarán el próximo mes de septiembre. Aparte de la sociedad patrimonial -valorada en 3.190 millones- y la residencial , la operación incluye una tercera fase relacionada con la cartera de suelo y los proyectos en curso por 326,49 millones. Estos activos se quedarán fuera de las nuevas sociedades y permanecerán en los balances de los bancos.

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