Lagarde llama a los bancos centrales a no «sobre reaccionar» a la inflación

Dado que las presiones sobre los precios se acumulan sobre una serie de factores, desde el aumento de los precios de la energía hasta los cuellos de botella en el suministro, los costes de endeudamiento de la zona euro han aumentado en las últimas semanas y los inversores adelantan sus expectativas de alzas de las tasas de interés. Pero Lagarde y Panetta prefieren no apresurarse. «Solo reaccionaremos a las mejoras en la inflación general que confiamos que sean duraderas y se reflejen en la dinámica de la inflación subyacente», ha insistido la presidenta del BCE, «no vemos señales de que este aumento de la inflación actual se esté generalizando en toda la economía».

Panetta ha agregado por su parte que el BCE debería «respaldar de manera efectiva la demanda agregada , evitando acciones prematuras que podrían conducir a crisis». «El hecho de que la inflación pueda moverse moderadamente por encima de la meta durante un período transitorio nos permite ser pacientes sobre el endurecimiento de la política monetaria hasta que estemos seguros de que dicha mejora es sostenida», ha zanjado, cerrando así filas con Lagarde, «todavía necesitamos una postura de política monetaria ultra expansiva para salir de la pandemia de manera segura y llevar la inflación de manera sostenible de nuevo al 2%».

La inflación podría acelerarse hasta un 4% a finales de este año, el doble de su objetivo oficial. Lagarde argumenta que el crecimiento de los precios cederá rápidamente más adelante, por debajo del objetivo del BCE, y se situará bajo su meta del 2% en los próximos años . Durante su intervención, la francesa ha explicado que la pandemia y el panorama previo a nivel macroeconómico tienen implicaciones para la inflación tanto al alza como a la baja. «Venimos de una década de fuertes fuerzas desinflacionarias que han deprimido todo el proceso de inflación. Y aunque la recuperación robusta está apoyando las tendencias de inflación subyacente, lo que estamos viendo ahora es más que nada una fase de inflación temporal ligada a la reapertura», ha justificado.

En este sentido, considera que la elevada tasa de precios observada en la eurozona, del 3% en agosto y con previsión de seguir aumentando en los meses siguientes, es resultado de un efecto estadístico, por la comparación con 2020, cuando la pandemia deprimió precios, especialmente los energéticos, y Alemania recortó el IVA temporalmente. Por otro lado, reconoce que existen «desequilibrios» entre la oferta y demanda en algunos sectores. «Una vez que los efectos motivados por la pandemia cesen, esperamos que la inflación caiga. Los efectos de base deberían desaparecer a principios del año que viene, aunque estamos viendo más incrementos en los precios del petróleo y del gas», ha vaticinado. El BCE tampoco aprecia que se esté produciendo un círculo vicioso de aumentos de salarios que produzcan nuevos incrementos de precios.

Para Lagarde, el turno es ahora de los gobiernos, de los que espera medidas de política fiscal, transferencias fiscales que en su opinión tendrán que dejar de ser generalizadas para ser más focalizadas. «Tomando una perspectiva de medio plazo, l a política fiscal tendrá que seguir un marco basado en reglas que apoye la sostenibilidad de la deuda y la estabilización macroeconómica», ha apostillado.