Inteligencia artificial «made in Spain» para dar alas a los drones autónomos

Escribano M&E ha desarrollado un sistema de enjambre capaz de tomar decisiones propias sin interverción humana

Una imagen del proceso de fabricación del sistema electroóptico de Escribano

Un antes y un después para la tecnología de los drones, una pista de despegue expedita hacia su futuro. Eso puede suponer LISS (Long Range Intelligent Security System), el sistema de enjambre de drones inteligentes que los escuadrones de ingenieros de Escribano han desarrollado ... en esos cuarteles generales de la innovación «made in Spain» que son sus instalaciones en Alcalá de Henares. Lo que comenzó en 1989 como un pequeño taller de mecanizados es hoy una pujante empresa con altas capacidades tecnológicas en el diseño, desarrollo y fabricación de sistemas electroópticos y kits de munición guiada. Una referencia innovadora puntera en el sector de la Defensa y de la Seguridad que factura más de 70 millones (el 90% fuera de España) y emplea a 450 personas, de las que un centenar son ingenieros.

LISSes su último hallazgo. Un sistema de enjambre de drones pionero en la Unión Europea que permitirá a los vehículos aéreos no tripulados (UAVs, por su siglas en inglés) superar nuevas fronteras. El sistema es capaz de operar diferentes tipos de UAVs, provistos de sensores específicos en función de la misión a llevar a cabo. Pero la gran novedad de esta tecnología es que, a diferencia de las ya existentes, que dependen en todo momento del ser humano, es capaz de proporcionar inteligencia a estos enjambres de drones (o a otros sistemas aéreos no tripulados), de tal manera que estos son capaces de elaborar y tomar decisiones propias en las situaciones más complejas.

«Ahora salen mucho en los medios noticias de espéctaculo de luces con drones, y los llaman enjambres. Eso, siendo realistas, no es un enjambre, porque está guiado por un sistema central que lo coordina todo», explica Jesús Martín, director del departamento de UAS/ Swarming de Escribano, el ingeniero que ha liderado el equipo que ha alumbrado esta innovación.

«Nuestro sistema está enfocado a misiones militares donde la tolerancia al fallo tiene que ser muy alta. Por tanto, lo que hacemos es distribuir la inteligencia entre todas las aeronaves del enjambre. Eso quiere decir que la toma de decisiones en cuanto a términos de ejecutar misiones se hace entre todos los UAVs, de manera colaborativa», explica Martín. ¿Y cómo se logra ese objetivo? «Cada elemento del enjambre conoce el estado de las aeronaves y la situación de las misiones que se están ejecutando. Si, por ejemplo, tenemos que enviar una parte del enjambre a ejecutar otra misión, como puede ser vigilar un objetivo, todas las aeronaves emiten una votación sobre la decisión más adecuada y sobre cuáles son los UAVs que tienen que ir a ese objetivo», explica Martín. Votaciones que están basadas en una serie de métricas que se definen según el tipo de misión. «De esa manera, si por ejemplo el enemigo te elimina la mitad del enjambre, el resto se puede replanificar de manera autónoma para conceptuar la misión», explica el portavoz de Escribano.

Múltiples aplicaciones

Una revolución enfocada en su origen para uso militar, pero que puede tener múltiples aplicaciones en el ámbito civil. Vigilancia costera, control de vertidos tóxicos, monitorización de incendios, detección de plagas en las cosechas... Y, muy especialmente, puede ser muy útil en las complejas labores de salvamento en catástrofes naturales o de náufragos en el mar.

Uno de los drones Nysson

«Este sistema también tiene como particularidad y novedad que toda la inteligencia está a bordo, pero no solo la de la toma decisiones, sino también la del análisis, mediante técnicas de Inteligencia Artificial, de la información que obtenemos con nuestras cámaras. De manera que si, por ejemplo, estamos buscando un náufrago en el mar, con las cámaras de infrarrojos podemos detectarlo de manera rápida y que el enjambre automáticamente vaya a vigilarlo y a monitarizarlo», explica Jesús Martín. Decisiones tomadas de forma autónoma que pueden ser decisivas en situaciones en las que cada segundo cuenta.

Potencia innovadora e industrial frente al coronavirus

El músculo innovador de Escribano se desplegó con toda su eficacia en la lucha contra el Covid durante los momentos más duros de la primera oleada. La compañía lideró el proyecto de desarrollo, producción y suministro de más 5.000 respiradores pulmonares en menos de ocho semanas. Basándose en su tecnología de infrarrojos, «también desarrollamos unas cámaras termográficas que crean un algoritmo capaz de medir en valor absoluto la fiebre en personas afectadas por Covid», recuerdan fuentes de la compañía.

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