La UE y el FMI piden a la banca que colabore en el segundo rescate griego

El único que se mostró más hablador sobre este espinoso asunto fue el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, al asegurar que «no veo la relación entre los hechos que pasan en Nueva York con la crisis del euro». Y como prueba de normalidad los ministros de Economía de la UE empezaron ayer a esbozar las condiciones para suavizar las condiciones del rescate de Grecia , aprobado hace ahora un año en forma de créditos por importe de 110.000 millones, vistas las nuevas dificultades a las que se enfrenta el país heleno.

El tono general de las intervenciones que realizaron en público los ministros fue de comprensión y solidaridad con Grecia, aunque al mismo tiempo le insinuaron que debe realizar las reformas a las que se comprometió. Así, por ejemplo la ministra austriaca de Finanzas, Maria Fekter, pese a pertenecer a un país con las cuentas saneadas aseguró ser «favorable a un retraso en el reembolso de los préstamos habida cuenta de que Atenas necesita más tiempo».

Alemania, que simboliza en todas estas reuniones la encarnación del rigor, empezó a mostrar también cierta comprensión con Grecia, aunque siempre que se de entrada a los acreedores privados en la operación . Su titular de Finanzas, Wolfgang Schäuble, aseguró estar dispuesto a prolongar los plazos para Grecia a condición de que los acreedores privados participen. Y es precisamente esta cuestión la que centró ayer buena parte de los debates ya que los ministros empezaron a discutir la posibilidad de que los bancos y compañías aseguradoras privadas que son acreedores de Grecia pudieran sumarse a este aplazamiento en el tiempo de las devoluciones de los préstamos a Grecia. Sería la primera vez en la que el capital privado contribuiría a auxiliar a un miembro de la eurozona.

El presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, aseguró tras la reunión que no excluía una «extensión voluntaria de la maduración de los bonos griegos por parte de los acreedores privados de Grecia».

En todo caso, el sentimiento general es que cualquier nueva medida hacia Grecia no se producirá si Atenas no se compromete antes a cumplir las nuevas condiciones que se le impongan, entre ellas, la aceleración de un ambicioso plan de privatizaciones por el que las arcas helenas podrían ingresar hasta 50.000 millones a medio plazo.

Desde la Comisión Europea se volvió a insistir ayer en que no habrá reestructuración de la deuda en Grecia, aunque se empezó a dibujar la posibilidad de «rediseñar» los préstamos , lo que equivale a aplazar las devoluciones. Sin embargo el ministro holandés de Finanzas, Jan Kees de Jager,en un ataque de sinceridad, reconoció que en privado hablan de esta opción aunque nunca reconocerán hacerlo en público, sobre todo por el miedo del impacto que tendría una noticia de este tipo sobre la credibilidad del conjunto de la eurozona así como en los mercados. Por parte española la ministra de Economía, Elena Salgado, se mostró partidaria de ayudar a Grecia «en las mejores condiciones posibles, tanto de duración de los préstamos como de las condiciones, aunque en todo caso hay que esperar el resultado de la misión de la UE, el BCE y el FMI que está en Atenas».