Francia coloniza a Italia
La OPA del coloso alimentario Lactalis sobre Parmalat, último golpe francés al país transalpino
por ángel gómez fuentes
«Nos hemos convertido en una colonia francesa». La amarga acusación la hacía Umberto Bossi, líder de la Liga Norte y aliado del primer ministro italiano, en coincidencia con el encuentro entre Silvio Berlusconi y Nikolas Sarkozy, el martes pasado en Roma. Ese día, ante ... la sorpresa general, el coloso francés del sector alimentario Lactalis lanzaba una Oferta Pública de Aquisición (opa) sobre el grupo italiano Parmalat. La familia Besnier, propietaria de Lactalis, que factura 9.400 millones de euros al año, puso sobre la mesa 3.375 millones de euros, en compañía de cuatro socios financieros (Crédit Agricole, Société Genérale, HSBC y Natixis) , para comprar el 71,031% de Parmalat. Lactalis había ya desembolsado unos 1.200 millones de euros con anterioridad para hacerse con el 29% de Parmalat en el mercado de acciones. El grupo resultante será líder mundial del sector lácteo, con una facturación global de 14.000 millones de euros.
El fracaso de las medidas proteccionistas acabó con una humillación para Tremonti
En muchos sectores italianos, proclives a un nacionalismo proteccionista, se lamenta con impotencia que Parmalat caiga en manos de un grupo francés endeudado que, al no cotizar en bolsa, ni siquiera publica sus balances desde hace algún tiempo. El grupo alimentario italiano es hoy una joya, porque después de haber sido reflotado tras la quiebra cuenta con un tesoro en caja, una liquidez de 1.400 millones de euros que en parte será utilizado para financiar la operación. Para Italia es el último golpe en la invasión de colosos franceses, acusados, como Lactalis de querer colonizar la economía italiana.
El fracaso de las medidas proteccionistas ideadas por Tremonti se escenificó durante la cumbre con una imagen humillante para el ministro de Economía italiano. Su colega, la elegante Christine Lagarde, al posar para la «photo opportunity», advirtiendo la cara seria de Tremonti, le dejó caer esta frase: «Mira mi reloj, es Bulgari. Lo compré antes de que se convirtiera en francés, cuando Bulgari era todavía italiana…» . Hubo risas de circunstancias.
Los italianos se quejan de que en Francia compren pero no dejen ser comprados
Los observadores coinciden en que el gran humillado por la opa de Lactalis sobre Parmalat ha sido el ministro de Economía italiano, Giulio Tremonti, promotor de medidas proteccionistas para evitar las escaladas u opas hostiles a las empresas italianas, con una obsesión: No pasarán . Para Tremonti es una cuestión de principios: Es necesario dar una lección a los franceses que, desde el sector de la moda a la energía pasando por la alimentación, compran en Italia, pero ponen muros insalvables cuando grupos italianos intentan la expansión en Francia.
La lección del ministro de Economía ha terminado en debacle en el caso Parmalat: para evitar la opa, Tremonti había intentado una alianza con varios bancos (Intesa-Sanpaolo, Unicredit, Mediobanca y la Caja Depósitos), pero con fatiga llegaban eventualmente a reunir 1.500 millones de euros, una cifra que ahora está a años luz de los casi 5.000 millones necesarios para conquistar Parmalat. Este caso ha puesto dramáticamente a la luz que apenas hay grandes grupos industriales en Italia y, sobre todo, que no hay dinero. Para consolar a los italianos, Emmanuel Besnier, patrón de Lactalis, afirmó en un comunicado: «Tenemos el proyecto de convertir Parmalat —la sede seguirá en Italia— en el grupo italiano de referencia a nivel mundial por lo que se refiere a leche confeccionada».
Sempiterna rivalidad
Parmalat es, pues, el último capítulo de la sempiterna y actualísima rivalidad entre italianos y franceses en las pequeñas y grandes cosas, desde los quesos hasta los vinos, pasando por las más relevantes cuestiones de la economía o la política exterior. Esa rivalidad italo-francesa comienza precisamente por Nikolas Sarkozy y Silvio Berlusconi, dos personajes que no se soportan: al desbordante «ego» del primer ministro italiano se contrapone la arrogancia del presidente francés. Más allá de las sonrisas y buenas palabras en público para salvar las apariencias en la cumbre del pasado martes, se pudo comprobar que las relaciones entre ambos son tirantes, hasta el punto de que Sarkozy llegó a levantar la voz a Berlusconi, según contó il Corriere della Sera.
Un semanario italiano caracterizó a Sarkozy como todo un Napoléon
El presidente francés se mostró furioso con la portada del 31 de marzo del semanario Panorama, propiedad de Berlusconi. La revista publicaba una foto de Sarkozy vestido como Napoléon con un gran titular: «Sarkofago». El presidente francés se lamentó ante Berlusconi de la descripción que hacen de Francia los medios informativos italianos, en particular los que son propiedad del Cavaliere. Sarkozy consideró inaceptables los ataques y le habría planteado, según il Corriere della Sera, una lista de peticiones, con tonos de ultimátum, sobre Parmalat y Lactalis, y sobre otras empresas. Una de las fuentes presentes en la reunión ha referido que Berlusconi no habría opuesto particular resistencia. En la delegación italiana hay quien en privado definió casi inaceptables los tonos de Sarkozy.
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