Evergrande paga un bono atrasado y salva el impago, pero fracasa en una venta para obtener liquidez

Este pago supone un alivio para los inversores y da algo de oxígeno a Evergrande, pero sus problemas de fondo siguen sin solucionarse porque su desorbitada deuda supera los 300.000 millones de dólares (255.000 millones de euros). De hecho, en los dos últimos meses ha dejado sin abonar los intereses de otros cuatro bonos internacionales y este domingo debe hacer frente a otros dos por valor de 235 millones de dólares (200 millones de euros).

Además, el jueves se frustró la venta del 51% de su división de servicios inmobiliarios , que estaba negociando con la constructora china Hopson por un importe de 2.600 millones de dólares (2.200 millones de euros). Al no ponerse de acuerdo sobre los términos del contrato, la operación naufragó y las acciones de Evergrande, que llevaban 17 días congeladas por las negociaciones, se desplomaron un 14% al volver a cotizar en el parqué hongkonés.

Aunque está asfixiada por la falta de liquidez, la compañía sí está pagando o llegando a acuerdos con sus acreedores nacionales, pero hasta enero le esperan 15 vencimientos que suman unos mil millones de dólares (860 millones de euros), según recoge una lista del 'South China Morning Post'. Su quiebra, que parece inevitable a la vista de su astronómica deuda, amenaza con reventar la burbuja inmobiliaria de China , que se ha inflado al amparo de su extraordinario crecimiento económico y de los préstamos multimillonarios en que se han metido la mayoría de constructoras. Para hacerse una idea del problema, baste recordar que, de los 200 países del mundo, solo medio centenar tienen un Producto Interior Bruto (PIB) anual superior a lo que debe Evergrande.

Fundada en 1996 en la ciudad sureña de Cantón (Guangzhou), en pleno corazón de la 'fábrica global', Evergrande ha sido uno de los motores de la modernización y urbanización de China . Con más de 1.300 promociones inmobiliarias en 280 ciudades de China y negocios en el sector de los coches eléctricos, la salud, la alimentación, las producciones de televisión y hasta un club de fútbol en Guangzhou (Cantón), tiene 200.000 trabajadores y genera cada año casi cuatro millones de empleos indirectos. Con una fortuna de 10.600 millones de dólares (9.050 millones de euros), su presidente y mayor accionista, Xu Jiayin (o Hui Ka Yan en cantonés), es uno de los hombres más ricos del país. Pero acumula un millón y medio de viviendas ya pagadas que no puede terminar por falta de fondos y una deuda que equivale al 2% del PIB chino.