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China se ralentiza por la crisis inmobiliaria, la falta de electricidad y los brotes del coronavirus en verano

El PIB del tercer trimestre solo subió un 4,9% interanual, muy por debajo de las expectativas del mercado y del rebote del 18,3% alcanzado en los tres primeros meses

China, al contrario que Europa y EE.UU., sigue aferrada a su política de 'Covid 0' EFE
Pablo M. Díez

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La economía china rebotó el año pasado tras el estallido de la pandemia y fue la única gran nación que acabó creciendo, pero no termina de despegar por sus fuertes restricciones para prevenir el coronavirus y problemas estructurales . Sumando los brotes de este verano, los cuellos de botella en los puertos, la crisis de la endeudada inmobiliaria Evergrande y los apagones por falta de carbón, todo ello ha coincidido durante el tercer trimestre ralentizando el crecimiento económico chino. Según ha anunciado este lunes el Buró Nacional de Estadísticas, el Producto Interior Bruto (PIB) solo subió un 4,9% interanual entre julio y septiembre , muy por debajo del 7,9% del segundo trimestre y de las expectativas de los analistas. Tras el rebote del 18,3% alcanzado durante los tres primeros meses de este año, se trata de la cifra más baja, cuando la economía china empezó a desacelerarse por la difícil vuelta a la normalidad tras el control de la epidemia en Wuhan.

Frente a la estrategia de convivir con el virus adoptada en Europa y Estados Unidos para evitar nuevos confinamientos que hundan la economía, China sigue aferrada a su estricta política de 'Covid 0' . Con su cierre de fronteras y limitaciones de movimientos para estudiantes, profesores y funcionarios, así consigue mantener a raya el coronavirus, cuyos brotes de este verano fueron sofocados con confinamientos y pruebas masivas. Pero están pasando factura a la economía junto al reciente estallido de dos de los más serios problemas estructurales que tiene el país: la burbuja inmobiliaria y el elevado endeudamiento que sufren sus constructoras y los apagones y racionamiento de electricidad en fábricas y hogares por la falta de carbón.

Con una subida del PIB de solo el 0,2% con respecto al trimestre anterior, esta tormenta perfecta de verano amenaza con traer un crudo invierno a China . Dañada por la crisis energética que sufre el gigante asiático, que se ha agravado por el boicot político al carbón australiano y las recientes inundaciones en la provincia minera de Shanxi, la producción industrial se ralentizó al 3,1% en septiembre. Pero las ventas al por menor, que demuestran la confianza de los consumidores, subieron hasta un 4,4%, por encima del 2,5% de agosto, gracias a la relajación de los controles tras atajar los últimos brotes del coronavirus. Por su parte, la inversión en activos se elevó un 7,3% en los nueve primeros meses y el paro urbano sigue marcando un 4,9%, pero esta cifra no recoge la realidad del desempleo entre los emigrantes rurales que intentan buscarse la vida en las grandes ciudades.

«Debemos tener en cuenta que las incertidumbres actuales del panorama internacional están aumentando y la recuperación de la economía doméstica es todavía inestable y desigual», reconoció el portavoz del Buró de Estadísticas, Fu Linghui , según recoge la agencia France Press. Para este año, el régimen de Pekín se ha marcado un crecimiento «por encima del 6%», un objetivo a su alcance por las buenas cifras del primer semestre.

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