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Caída del 11% del PIB: la peor de la OCDE y la más grave en tiempos de paz

El último trimestre consigue cerrar con un alza del 0,4% un año negro para la economía, que sigue marcada por el endurecimiento de la crisis sanitaria

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Una pandemia de dimensiones históricas ha dejado en la economía un desplome también inédito desde la Guerra civil y sin comparación entre los vecinos de la OCDE. El INE publicó ayer su primera estimación del PIB de 2020 , un año negro que arrojó un desplome del 11% . La economía se hundió así de forma mucho más dramática que el empleo, algo que no solía suceder en nuestro país, debido a la red de contención desplegada por los ERTE. Sin embargo, y aunque el último trimestre logró cerrar el año en positivo , el frenazo de final de año, tras el respiro veraniego que impulsó la recuperación, supone la confirmación de un estancamiento que dibuja una vuelta a los niveles pre-Covid lenta y compleja.

La mejor noticia vino precisamente del ligero crecimiento del 0,4% con el que cerró el cuarto trimestre del año, que supuso, no obstante, una moderación significativa respecto al crecimiento del 16,4% trimestre previo. Los economistas recuerdan además que fue la primera parte de este trimestre -cuando aún la economía disfrutaba de libertades ahora cercenadas por los toques de queda y aforos- la que ha conseguido compensar el resultado global del periodo. Este hecho traslada ahora las dudas sobre la actividad al comienzo del año, que precisamente se está caracterizando por un agravamiento muy marcado de situación sanitaria.

La ministra de Economía, Nadia Calviño , se refirió precisamente ayer a este dato, durante su comparecencia en el Congreso para explicar la gestión de los fondos europeos, y remarcó que «ningún analista esperaba» este aguante de la economía . Esto demostraría, en su opinión, que «la segunda y tercera ola no están teniendo efectos económicos tan profundos como la primera». Es cierto que tanto el dato anual como el del cuarto trimestre han mejorado ligeramente las previsiones que se manejaban -el FMI publicó esta semana una estimación del caída del 11,1% para nuestro país o el Banco de España que había augurado un -0,8% para el último trimestre-.

No obstante, la visión de Calviño queda muy alejada de la de los empresarios. La CEOE mostró ayer su preocupación por el «estancamiento» del cuarto trimestre, que en su opinión supone un «freno» a la recuperación económica en un momento en el que los niveles de actividad aún está muy por debajo de los previos a la crisis».

La realidad es que la recuperación es aún imposible de vaticinar, pues la herida causada es profunda. Según los datos del INE, el PIB español cerró el año en 1.119.976 millones de euros , lo que supone un pérdida del 10% con respecto a 2019. Por lo pronto, el impulsor del crecimiento ha sido el consumo de los hogares, que aumenta un 2,5% trimestral, y se mantiene tras el rebote veraniego. No obstante, en el conjunto del año la caída alcanza el 12,6% frente a 2019. También el consumo público ha sido determinante para apoyar el crecimiento. En términos trimestrales, el consumo de las administraciones creció un 4%, el mayor aumento del año, y explica buena parte del alza del último trimestre. Este componente se perfila, precisamente, como uno de los motores del próximo año.

La inversión es uno de los agujeros negros tras la pandemia. Al contrario que el consumo privado, la inversión retrocede con fuerza, un 6,2%, especialmentel la relacionada con el mundo de la construcción. Los empresarios también llamaron ayer la atención sobre este dato. Desde CEOE señalaron que el descenso en la inversión ha estado influido «por el severo deterioro de los resultados empresariales, el menoscabo de las expectativas y la incertidumbre creciente», además del aumento de los costes laborales y la caída de la productividad. Por ello, la organización que lidera Antonio Garamendi urgió a asegurar un entorno «que sea propicio para favorecer la inversión empresarial y la mejora de la competitividad de nuestra economía».

Pero el mayor daño lo concentra, sin duda, el sector exterior , tanto en las ventas de servicios -congeladas por la inexistencia de turismo- como de bienes -que también acusan la crisis de los países destino-. Las ventas al exterior, uno de los motores en la última crisis, volvieron al terreno negativo al final de año tras el gran rebote experimentado en el tercer trimestre. En cualquier caso, el golpe en el sector exterior ha sido inmenso, con una caída anual de las exportaciones del 20,6%.

El impacto en los sectores de la pandemia ha sido muy desigual, como también lo será su recuperación. Mientras la agricultura se desmarca con un crecimiento importante, la industria se contrae ligeramente y la construcción encaja una fuerte caída. Los servicios, por su parte, cierran en positivo el año pero con fuertes caídas de las actividades artísticas y de ocio. Así, la agricultura, con un alza del 4,9% en el último trimestre, se ha situado como el sector menos afectado por el Covid , debido principalmente a la no afectación de sus restricciones. La industria, sin embargo, borra el rebote del tercer trimestre con una caída del 0,1% que sitúa la tasa interanual en el -4,3%. La construcción se muestra muy afectada, con una tasa interanual que cae hasta el -18,2% desde el -11% anterior.

Los servicios , por su parte, crecieron un 1%, lo que deja la tasa interanual en el -9,8%, aunque con disparidad de afectación entre las distintas ramas. Comercio, transporte y hostelería, pese al aumento de las restricciones, registran un crecimiento trimestral, mientras que las actividades de ocio recaen con fuerza un -15,1%. El empleo, aunque fuertemente dañado, registró un comportamiento diferente al de la crisis anterior. En el último trimestre se mantuvo en línea con la evolución de la economía , registrando una variación del 0,5% intertrimestral. En en términos anuales, el número de horas efectivamente trabajadas disminuyó hasta el −6,3%, frente a la caída del PIB del 11%.

Aunque Calviño dijo ayer que 2021 comienza con un «mejor punto de partida» y llegó a citar un alza inercial del 7% para todo el año, lo cierto es que la evolución de la pandemia sigue siendo una incógnita. Y, según reconoció la ministra, el virus, aún sin controlar, es la gran variable que determinará el alza o el desplome de la economía.

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