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Tribuna

España lo tiene todo

Rafael Benjumea, presidente de la UNEF, considera que a nuestro país se le abre una oportunidad histórica para convertirse en un hub de la energía fotovoltaica a nivel internacional

Rafael Benjumea

España lo tiene todo para liderar la revolución ecológica que ha impulsado la Unión Europea como parte de su plan de recuperación económica para la región. Hay muchos factores para pensar que no solo no vamos a perder este nuevo tren, sino que podemos llegar a ser su locomotora.

Tenemos sol y tenemos terreno, dos ventajas que nos aportan competitividad frente al resto de países. Más de 3.000 horas de insolación al año y 2.300.000 hectáreas (Ha) de terreno clasificado como erial, según el Anuario estadístico del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) de 2019. De ellos, necesitaríamos menos de 60.000 Ha. para cumplir los objetivos de fotovoltaica previstos en el Plan de Energía y Clima a 2030. Somos, por tanto, candidatos aventajados para liderar la transición ecológica en Europa.

A estos recursos inigualables hay que añadir el potencial de nuestra industria fotovoltaica . Un sector que ha sido pionero y que ahora tiene la oportunidad de consolidarse, tras sufrir los vaivenes del desarrollo renovable en nuestro país. Para ello es importante apoyar la producción nacional para la instalación de la capacidad solar que hay que instalar hasta 2030, 29 GW según el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030 (PNIEC).

España tiene la histórica oportunidad de convertirse en un hub a nivel internacional . Tenemos 32 fabricantes con capacidad de producción nacional, 13 empresas tecnológicas, 15 centros de investigación y 15 universidades con actividad formativa o investigadora en fotovoltaica. En el ‘Top 10’ mundial de fabricantes de inversores, hay dos españolas.

Ante esta oportunidad nos encontramos con movimientos opositores al desarrollo fotovoltaico no justificados. Nadie quiere utilizar todo nuestro territorio para ser el panel solar de Europa, ni llenar todos nuestros campos de placas, ni instalar plantas en zonas de alto valor ambiental. Se trata de hacer un uso limitado, ordenado, sostenible y respetuoso con la biodiversidad de nuestro territorio.

La fotovoltaica es una fuente de energía que además de ser limpia y combatir el cambio climático, favorece nuestra independencia energética , que se sitúa en torno a un 73%. Un porcentaje demasiado alto para un país tan abundante en recurso solar y capaz de generar energía sin tener que depender de terceros países.

Las plantas en suelo tienen una vida útil de alrededor de 30 años, tras los cuales trabajamos para que todas sean reversibles, es decir, que cuando se desmantelen el terreno que han ocupado se encuentre en mejores condiciones que antes en cuanto a calidad de suelo o biodiversidad. Y, para llegar a los 29 GW que establece el PNIEC solo necesitaríamos el 0,15% de suelo agrícola, que, por otra parte, durante ese tiempo, por el cambio de uso, mejoraría su capa vegetal, aportando mayor biodiversidad que un monocultivo agrícola y contribuyendo a una restauración natural.

La transición ecológica exige instalaciones grandes, medianas y pequeñas y colectividades. La solución no pasa únicamente por nuestros tejados que no son suficientes para nuestra transición ecológica. No hay tiempo que perder. No volvamos a estancar nuestra industria. No paremos nuestra lucha por limitar el aumento de temperaturas. No desaprovechemos la gran oportunidad de crear riqueza y empleo. Mejor, esforcémonos todos en hacerlo con conciencia y responsabilidad.

Rafael Benjumea es presidente de la Unión Española Fotovoltaica (UNEF)

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