España se hace con un sillón en el consejo del supervisor bancario europeo
Fernando Vargas Bahamonde, «número dos» de supervisión del Banco de España, entre en la cúpula de la EBA junto a Reino Unido, Alemania, Francia, Italia, Finlandia y Suecia
m. v.
España dispone ya de su propios representante en la cúpula de la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés). La junta del supervisor bancario comunitario, encargado de diseñar y realizar los test de estrés a la banca de la zona euro, ha elegido ... al director general adjunto de supervisión del Banco de España, Fernando Vargas Bahamonde, como nuevo miembro de su consejo de administración, compuesto por seis consejeros más el presidente.
Bahamonde, que estará en el cargo por un periodo de dos años y medio, fue elegido durante la última reunión de la junta de supervisores de la EBA, según ha informado el Banco de España. Junto al español, un representante de Reino Unido entra también en el máximo órgano de gobierno del supervisor, en sustitución de los miembros de República Checa y Hungría. Así, la cúpula quedará formada por los supervisores de Alemania, España, Francia, Reino Unido, Finalandia y Suecia. Italia asume la presidencia a través de Andre Enria.
Ansiada influencia
La ausencia de un representante español en las instituciones financieras europeas —y, por lo tanto, la falta de influencia en la EBA— fue esgrimida el sector financiero español para criticar la metodología elegida para realizar las pruebas de esfuerzo a la banca comunitaria en los veranos de 2010 y 2011 , en las que las entidades españolas acapararon más suspensos que el resto de países del Viejo Continente .
Bancos y cajas manifestaron entonces su desacuerdo con no poder contabilizar como capital ni sus provisiones genéricas, exclusivas del sistema financiero del país, ni obligaciones necesariamente convertibles en acciones. Y denunciaron que frente al rigor del examen aplicado a la banca española, que evaluó a más del 90% de sistema, otros países como Alemania hicieron un análisis «light» que solo afectó al 30% de sus entidades.
Este año, y debido a la falta de credibilidad de la prueba —no fue capaz de anticipar la quiebra de la banca irlandesa y de Dexia—, la EBA ha decidido no realizar un nuevo test de estrés.
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