Las dos caras de la banca española
Santander y BBVA están sanos y los problemas se limitan al 30% del sistema
maría cuesta, moncho veloso
La banca española se ha convertido en el gran quebradero de cabeza de Europa. En apenas unos meses, la crisis se ha llevado por delante el principal activo de todo sistema bancario: su credibilidad . Ahora, además de varios miles de millones, el sector ... asegura que harán falta años para recuperarla . En medio de la tormenta, el Gobierno ha intentado arrojar luz poniendo en marcha dos reales decretos ley —a los que se unirá una tercera vuelta de tuerca más—, ha contratado a dos consultoras externas, a cuatro auditoras... Un importante esfuerzo en términos de balance que, sin embargo, no ha conseguido su objetivo: separar el grano de la paja.
La realidad de la banca española es dispar. Y por ello las medidas dirigidas a sanear el conjunto del sector no han hecho sino desatar las quejas de la parte fuerte, que sufre ahora en sus balances el descrédito de los más débiles. Esta es, precisamente, la principal tesis del informe sobre la salud bancaria que hizo ayer público el FMI. «El núcleo del sistema financiero de España es sólido, está bien gestionado y resistiría a nuevos shocks», aunque «persisten importantes vulnerabilidades en el sistema».
Un análisis de los datos agregados del sector que ofrece el Banco de España desvela que el avance de la crisis ha agudizado el deterioro de los activos y los préstamos dudosos en España suponen ya el 8,3% del total de la cartera, frente al 5,9% que registraba en 2010. ¿La causa? El ladrillo, que hizo repuntar hasta el 20% los impagos en los créditos a constructores y promotores inmobiliarios. Al tiempo, el coeficiente de solvencia total de las entidades españolas se elevó en cinco décimas en el conjunto del sector, hasta el 12,4%, tras un esfuerzo muy importante de dotaciones a provisiones. El resultado de esta ecuación fue la reducción prácticamente a cero del beneficio neto del sector. Pero lo cierto es que ni el beneficio de todas entidades es cero, ni su solvencia supera el 14% .
El institución que preside Christine Lagarde hace hincapié en que los bancos españoles más grandes, el BBVA y el Santander, «están lo suficientemente capitalizados y disponen de una sólida rentabilidad como para soportar un mayor deterioro de las condiciones económicas». Las «vulnerabilidades», por tanto, corresponden a un conjunto de bancos que, a diferencia de los dos anteriores, no están «diversificados internacionalmente», así como a las antiguas cajas que se han bancarizado y que ya han recibido ayudas del FROB.
A final de 2009, en España había 45 entidades con un tamaño medio de 29.318 millones de activos. El año 2012 arrancó con 14 entidades y una media de 86.132 millones de balance. Un proceso de reordenación total: se cerraron 3.898 oficinas (el 15,6%) y se despidió a 16.985 empleados (el 15,5%), aunque los gastos generales se redujeron solo un 0,7% y los de personal un 6,6% y el número de consejeros en las entidades creció un 22% .
Muchos de esos procesos se guiaron más por criterios políticos que económicos, al fomentar fusiones frías (sistemas institucionales de protección) que permitía la integración de entidades sin que ninguna de ellas perdiese su identidad regional ni influencia política. Y, además, se reestructuró antes de haber saneado el sector . Desde 2009 se han aprobado cuatro reformas financieras diferentes, cada una de ellas con sus requisitos de capital o provisiones. Ninguna ha conseguido destapar el verdadero agujero de la banca en el sector inmobiliario. Al contrario, han terminado por asfixiar al sector.
De ese plan fallido se derivan buena parte de los problemas actuales. Bajo esas directrices nacieron en 2010 grandes grupos enfermos: CatalunyaCaixa, Novagalicia y Bankia. Las necesidades de fondos públicos de estos tres grupos suman un mínimo de 30.000 millones. Bankia ha solicitado 19.000 millones, mientras el Banco de España ha anunciado que las otras dos entidades precisan otros 9.000 millones. Quedarían pendientes 10.000 millones para cubrir los 40.000 millones en los que ha cifrado el FMI las necesidades del sector.
Fuentes consultadas apuntan a que, por ejemplo, la fusión de Ibercaja, Liberbank y Caja 3 tendrá que solicitar algún tipo de apoyo para cumplir con la reforma financiera. Y que otras entidades medianas podrían hacer lo mismo. No esperan tener problemas Santander, BBVA y La Caixa, además de otras de menores como Bankinter, Popular, Sabadell y Kutxabank. Aunque todo dependerá del nivel de exigencias de los auditores que deben radiografiar el auténtico estado de salud de los balances. Y obligar a bancos y cajas, de una vez por todas, a levantar las alfombras que pesan como una losa sobre la imagen de España . Y de Europa.
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