Calviño camufla que recuperar el PIB precrisis llevará 9 meses más

«No hay precedentes de una recuperación tan rápida del crecimiento y del empleo en crisis anteriores, gracias a las políticas monetarias y fiscales desplegadas para evitar daños permanentes», señaló. Porque no es solamente del llamado PIB diario de lo que se enorgulleció sino también de que la afiliación neta de ERTE alcanzará cifras pre-Covid ya este trimestre.

Sin embargo, que los niveles de actividad económica puedan moverse en diciembre en cifras de 2019 no equivale a poder decir que el PIB, en general, se ha recuperado. Aquí, asimismo, el Gobierno también ha cambiado de discurso... pese a que no ha tocado sus previsiones macroeconómicas (6,5% en 2021 y 7% en 2022). Hasta hace pocos meses, el vaticinio del Gobierno estaba en que el PIB previo al Covid-19 no se alcanzaría hasta finales de 2022; en ello coincidía también el Banco de España . En la actualización del cuadro macroeconómico presentado ayer, Calviño no se refirió a este asunto y optó por ‘vender’ el dato del PIB diario.

Fuentes del Ministerio de Asuntos Económicos inciden en señalar la importancia de distinguir ambos conceptos, y reconocen que la proyección gubernamental de recuperación total del PIB sigue intacta con respecto a hace unos meses, aunque matizan lo que pensaban en su momento. Calviño llegó a referirse en abril a «finales de 2022», aunque ahora en Economía se inclinan más por señalar al primer semestre de 2022 . Es decir, hasta verano.

La recuperación del PIB, entonces, se alcanzaría en los próximos nueve meses, y en términos diarios, según el Ejecutivo, será ya en diciembre. Fuentes empresariales, con todo, muestran su escepticismo respecto a lo que comunicó ayer la vicepresidenta ya que todavía quedan miles de personas en ERTE , el turismo extranjero sigue a medio gas y ahora han surgido nuevas amenazas como la inflación o la falta de ciertos materiales de producción; un cúmulo de factores que hacen desconfiar de que la recuperación, en términos diarios, vaya a ser tan exprés.

Casi al mismo tiempo que Calviño colocaba su mensaje de que todo pronto volverá a ser como antes, el Banco de España actualizaba sus proyecciones. Cifra la recuperación total del PIB en mediados de 2022 (en junio la colocó en finales de 2022), sin camuflaje en términos de PIB diario.

«Pronunciado dinamismo». De esta manera define el supervisor la situación nacional desde el segundo trimestre de este año, cuando ya se creció a nivel intertrimestral al 2,8% y constatando que la recuperación está aquí. En el tercer trimestre espera un alza del 2,7%, aunque matiza: «La incertidumbre en torno a esta estimación es, no obstante, muy elevada».

En términos interanuales, se espera que el crecimiento del PIB alcance el 6,3% en el conjunto de 2021; el 5,9% en 2022; y el 2% en 2023 . «Estas proyecciones comportan una ligera revisión al alza del crecimiento del PIB, de 0,1, 0,1 y 0,2 puntos porcentuales en cada uno de los tres años del horizonte de proyección», sostiene el Banco de España. En términos de déficit y deuda también mejora sus augurios hasta el 7,6% sobre el PIB, 4,3% y 3,5% en el primer caso para los años 2021, 2022 y 2023; en términos de deuda, reduce sus estimaciones hasta el 117,9%, 114,3% y 114,3%.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) fue la otra institución que también revisó hacia arriba su previsión para España. Calcula un rebote del PIB este año del 6,8% y el impulso se espera que continúe el ejercicio que viene, cuando la economía se confía que crezca el 6,6%. No obstante, esta mejora no está exenta de riesgos, que el organismo sitúa «al alza», en términos generales. La OCDE llama la atención sobre un crecimiento marcadamente desigual, no solo entre sectores sino entre países, y amenazado por tensiones en los precios en algunos países que pueden añadir presión sobre las políticas monetarias.

Las incógnitas siguen ahí. Ya entonces el Banco de España dudaba de la ejecución de los fondos europeos (de los cuales ya han llegado los primeros 9.000 millones) y ahora ahonda en esa idea, aunque con menor dureza.

El supervisor señala un retraso en la ejecución del gasto ligado al dinero comunitario, e incertidumbre sobre los plazos de impacto: «La distribución temporal de este gasto sigue siendo notablemente incierta» . Un retraso en la absorción de los fondos que ha obligado a la institución bancaria a revisar su calendario respecto a los fondos europeos. De esta manera, ha trasladado a 2022 y 2023 un impacto de 0,6 puntos que se esperaba ya para 2021.