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Grandes fondos de inversión se lucran apostando contra la banca española

El fin del veto a las posiciones cortas y las dudas sobre la solvencia del país alimentan la especulación en Bolsa y tumban las acciones de los bancos

moncho veloso

Dicen que es una jugada solo apta para entendidos aunque se antoje igual de compleja que el timo de la estampita. Las ventas en corto consisten en apostar a que los títulos de una empresa van a cotizar a la baja y sacar tajada de ello. En román paladino es especulación. Y es una práctica habitual de los «hedge funds». Lo hacen animados por las dudas sobre España y, en concreto, sobre su sistema financiero, desatadas en ocasiones por informes pesimistas hechos a su medida.

La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) las prohibió durante un tiempo. Desde que levantó el veto, la banca mediana del país ha perdido en torno a un 60% de su valor en Bolsa. Y la volatilidad en el parqué madrileño se ha disparado un 66%, del 18% al 30%, según analistas consultados por ABC.

Operan bajo nombres como Discovery Capital Management, Marshall Wace y Wellington Management Company, entre muchos otros. Y actúan así: piden prestadas acciones a un tercero y los venden a otros confiando en que su precio bajará. Finalizado ese periodo, y si su pronóstico se ha cumplido, el fondo recomprará esos títulos a un precio mucho menor. Lo que se embolsa es la diferencia.

Un alto coste

El coste de la operación es muy bajo, pues solo retribuyen con una pequeña comisión a su prestamista. «Han pasado de pagar un 2% a un 9% o 10%», explican desde el sector como muestra del aumento de estas operaciones y de las ganancias que están generando.

Durante seis meses el regulador les cerró las puertas de la Bolsa. La CNMV tomó esta decisión, en coordinación con otros supervisores europeos, el 11 de agosto de 2011 para frenar la volatilidad extrema que sofocaba a España el pasado verano. Pero el regulador las volvió a abrir el pasado 15 de febrero. Ese día, los bancos y las aseguradoras del país perdieron unos 5.000 millones de euros de capitalización.

Desde entonces no han dejado de atacar. «Son los que nos están zurrando », admiten desde una entidad financiera española para justificar buena parte de la depreciación de las acciones de la banca española. En ese tiempo, las acciones de Popular han caído un 63,38%, las de Sabadell un 60,49%, un 51,16% las de Bankinter y un 62,85% las de CaixaBank. Los títulos de Santander (-32,44%) y BBVA (-35,30%) resisten mejor.

Informes a medida

Los más afectados por las posiciones cortas son los bancos medianos, cuyo negocio está concentrado en España y, por lo tanto, más expuestos a las sospechas que levanta el país. Santander y BBVA apenas sufren esa especulación por tener gran parte de su negocio fuera del país. Los informes de algunos bancos de inversión alimentando esas dudas no hacen más que alentar, según fuentes del sector, esa especulación.

El principal negocio de Credite Suisse en España son las posiciones cortas

En este sentido, desde algunas entidades consultadas por este periódico no dudan en citar a Credite Suisse, UBS, Morgan Stanley y JP Morgan, entre otros, como responsables de esos mensajes negativos —documentos en los que bajan el precio objetivo de las acciones— de los que también ellos, según esas mismas fuentes, sacan beneficio. «El principal negocio de Credite Suisse en España son las posiciones cortas», apuntan.

En los últimos tres meses, los «hedge funds», con Wellington Management Company a la cabeza, han pasado de controlar el 5,19% del capital de Bankinter a hacerse con el 6,46%, según los últimos datos de la Comisión Nacional del Mercado de Valores. Es la entidad que más está sufriendo la embestida de los cortoplacistas. En Banco Popular ya tienen el 5,76% de las acciones —Discovery Capital Management tiene el 1,21%—, frente al 4,77% que manejaban a principios del pasado mes de febrero. Y en Sabadell legaron a tomar el 3,65%, aunque en las últimas semanas han bajado hasta el 1,99%.

La CNMV obliga a comunicar todas las operaciones de este tipo que superan el 0,2% de los títulos de una compañía. Sin embargo, y según fuentes del sector consultadas por este periódico, un inversor puede no dejar rastro usando, por ejemplo, varias sociedades que tomen, cada una, un 0,19%.

Como consecuencia de esas «trampas», algunos analistas consultados apuntan a que el porcentaje real que tiene los cortoplacistas en algunos bancos llega hasta el 13% del accionariado, frente al 5% ó 6% que recoge la CNMV. Quizá por eso las entidades financieras consideran que el supervisor debería ser más exigente y aumentar la transparencia sobre este tipo de operaciones.

Liquidez al sistema

Hay sin embargo tantos detractores de las posiciones cortas como partidarios de ellas. Sus defensores dicen que dan liquidez al mercado. Sus detractores, que aumentan la volatilidad. Cuando la CNMV las mantenía bajo prohibición, la Bolsa española movía 315 millones de acciones al día; cuando levantó el vetó pasó a comercializar 383 millones diarios. Nada exagerado. En cambio, uno de esos bancos medianos señalados ha visto duplicado el número de sus acciones que se compran y se venden al día.

Eso lleva a pensar a parte del mundo de las finanzas que la volatilidad que en su día sirvió de excusa para prohibir las ventas en cortos no ha desaparecido. Mucho menos una especulación que, junto con los recelos más o menos justificados que sigue despertando la economía española, ha acabado por tumbar a los bancos del país.

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