Francia, promesas «incumplidas»

Las últimas cuentas públicas equilibradas en Francia hay que buscarlas en 1979 con Valery Giscard d'Estaing de presidente

Francia, promesas «incumplidas» afp

juan pedro quiñonero

¿Cómo gestionar la vida del Estado y la nación cuando los gobiernos de los últimos cuarenta años han gastado siempre mucho más de lo que ingresaban? François Hollande comenzó pensando que podría responder a esa pregunta subiendo los impuestos. A los veinte meses de ... ser elegido presidente, se ha visto forzado a anunciar 65.000 millones de recortes presupuestarios , en los próximos tres años.

El último presupuesto equilibrado del Estado francés data de 1979, siendo presidente Valery Giscard d’Estaing. Desde 1981 hasta 2014, todos los presupuestos de la nación, durante las presidencias de Mitterrand, Chirac y Sarkozy han estado siempre desequilibrados, de manera creciente.

Cuando el futuro del euro exigió unos compromisos de Estado, para evitar la implosión de la moneda única, Nicolas Sarkozy (elegido presidente con la promesa de «bajar los impuestos») se vio forzado a tomar medidas para evitar una degradación rápida de la credibilidad nacional. ¿Cómo lo hizo? Subiendo los impuestos, en 2011 (16.200 millones de euros) y en 2012 (11.700 millones de euros).

Candidato a la jefatura del Estado, Sarkozy prometió «la ruptura con el inmovilismo de izquierdas (Mitterrand) y el inmovilismo de derechas (Chirac)». Elegido presidente (2007), frenó su ardor reformista en apenas tres meses. El verano de 2007, su primer ministro, François Fillon, confesó estar al frente de un Estado en bancarrota. La crisis internacional (2008) y las crisis a repetición del euro terminaron por dinamitar todos los abandonados proyectos reformistas de Sarkozy, quién, a los dos años cortos de ser elegido, comenzó a subir los impuestos.

Candidato a la jefatura del Estado, Hollande comenzó prometiendo el «relanzamiento» de Europa (a través del incremento del gasto europeo) y el crecimiento francés. De entrada, comenzó subiendo los impuestos. A los 11.700 millones de nuevos impuestos «heredados» de Sarkozy, Hollande añadió otros 7.600 millones de nuevos impuestos, en 2012.

A lo largo de todo el año 2012, el Tribunal de Cuentas francés aconsejó a los sucesivos gobiernos de Sarkozy y Hollande unos recortes de 65.000 a 100.000 millones de euros, durante los próximos años. En vano. A lo largo de 2013, Hollande hizo pocos y camuflados recortes, «acompañados» de una primera subida de impuestos superior a los 20.000 millones de euros.

Ese proyecto de «convergencia» con Europa , a través de los impuestos, provocó una primera crisis nacional, con un estallido de manifestaciones regionales (en Bretaña, donde reapareció el fantasma regionalista) y gremiales (pequeños y medianos empresarios, entre una pléyade de profesiones víctimas de la presión fiscal creciente). Ante una fronda nacional que parecía crecer cada semana, el presidente Hollande se vio forzado a reaparecer en la televisión, para anunciar una «pausa fiscal», el verano del 2013.

Pausa pronto desmentida por su ministro de finanzas, forzado a confesar el aumento del IVA, a primeros de 2014. Subida evaluada en unos 7.500 millones de imposición «indirecta». Se calcula oficiosamente que las subidas de impuestos de este año, 2014, oscilarán entre los 10.000 y 12.000 millones de nuevos impuestos.

Durante los dos últimos años del mandato presidencial de Sarkozy, los franceses debieron pagar unos 27.900 millones de nuevos impuestos. Durante los 20 primeros meses del mandato presidencial de Hollande, los contribuyentes franceses han sufrido unos 38.000 / 40.000 millones de nuevos impuestos. Consciente que la presión fiscal se ha transformado en una bomba de relojería política, el jefe del Estado anuncia una «primera» bajada de los impuestos... el 2015.

El presidente apoya tal «ambición» con otra promesa: 65.000 millones de recortes, durante los próximos tres años, anunciados durante la misma rueda de prensa en la que Hollande tuvo que soportar el estallido del escándalo de sus infidelidades amorosas , hacia Valérie Trierweiler , con una actriz de 41 años, Julie Gayet , que ha protagonizado 80 películas pero era una gran desconocida hasta la revelación de su pasión carnal con el jefe del Estado.

Candidato a presidente, Hollande declaró que su «gran enemigo» era «el mundo de las finanzas». Presidente, comenzó esperando salir de la crisis subiendo los impuestos. Hasta que, veinte meses más tarde, la agravación de la crisis lo forzó a declararse socialdemócrata, anunciando 65.000 millones de recortes presupuestarios, adobados con un Pacto de responsabilidad que debieran firmar las empresas, los sindicatos y el Estado, a lo largo del próximo semestre.

El doble choque fiscal del fin de la presidencia Sarkozy y el principio de la presidencia Hollande (entre 60.000 y 70.000 millones de nuevos impuestos, en cuatro años cortos) está privando a Francia de la recuperación de la que se benefician casi todos los grandes vecinos y rivales comerciales. Francia apenas crecerá este año un modesto 0.9 %, cuando Alemania o el Reino Unido tendrán un crecimiento del 2 y el 2.4 % respectivamente. Cuando las exportaciones españolas comienzan a ganar posiciones internacionales, cuando las perspectivas económicas internacionales anuncian una lenta pero bien real salida de la crisis, Francia continúa estancada y con negras perspectivas inmediatas.

El candidato Hollande anunció «dos primeros años de esfuerzos y dos años siguientes de recuperación». De entrada, la fórmula tiene efecto boomerang: dos primeros años de subidas de impuestos y tres años de recortes.

Ni dónde ni cuándo

El calendario político de las reformas aplazadas y los recortes añaden una grave ambigüedad de fondo. El presidente de la República dice esperar «mucho» del futuro Pacto de responsabilidad firmado por empresarios y sindicatos. Pero ese Pacto todavía está por negociar. La negociación será larga y compleja. Y sus posibles resultados no podrán ser apreciables (si es que lo son) hasta dentro de muchos meses. O años.

Hollande anuncia 65.000 millones de recortes, pero nadie sabe qué partidas presupuestarias se verán afectadas. Ni cuándo.

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