Nuevo episodio en la tragedia griega

En el caso del país heleno fue el ministro griego de Finanzas, Yannis Stournaras , quien admitió esta posibilidad al diario «Proto Thema». «Si fuera necesario un nuevo programa de apoyo a Grecia, se trataría de unos 10.000 millones de euros , una cantidad muy pequeña en comparación con los otros acuerdos», afirmó. Una semana antes había negado con todas sus fuerzas esta posibilidad.

Pero el primer político que resucitó el debate fue el ministro alemán de Finanzas, Wolgang Schäuble, el altavoz de las malas noticias que quiere adelantar la canciller Angela Merkel . Schäuble afirmó que serán necesarias «más medidas y asistencia» que se sumen a lo acordado en el pasado: una ayuda de 340.000 millones de euros desde mayo de 2010 , en forma de dos rescates y una quita de la deuda. «Los griegos necesitan hasta 2020 para restablecer la sostenibilidad de su deuda, según los cálculos que hicimos. Y no eran extremadamente pesimistas».

Al día siguiente fue la misma canciller alemana la que dio por hecho el tercer rescate, aunque confesó que no conocía «qué sumas serán necesarias dado el caso». Una declaración significativa: nunca se ha aprobado ningún rescate económico sin que Merkel estuviera por la labor.

Con ellos coincidió el presidente del Eurogrupo y ministro holandés de Finanzas, Jeroen Dijsselbloem, quien dio por inevitable el tercer paquete de ayudas. «Los problemas de Grecia no se habrán resuelto en 2014, algo más tendrá que ocurrir», expresó. La voz más prudente de todas ha sido la del Fondo Monetario Internacional (FMI) , cuyo portavoz, Gerry Rice, negó que se esté analizando el posible rescate. Y recordó que el actual programa de apoyo dura hasta 2016, aunque reconoció que podría haber cambios después de la siguiente revisión.

Este reconocimiento colectivo se ha ido retrasando para no alterar la campaña electoral de la canciller, que se presenta a su reelección el 22 de septiembre . No convenía colocar a Grecia en el debate público: muchos de los electores alemanes son muy reticentes a ayudar económicamente a los países de la periferia del euro.

Pero lo que era un tabú político era un secreto a voces para los analistas económicos . Santiago Carbó, catedrático de economía de la Bangor University (Reino Unido) y de la Universidad de Granada e investigador de Funcas, afirma que «ya se venía barajando desde hace tiempo como inevitable». José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi en España, coincide y apunta las razones de esta necesidad: el PIB de la economía griega seguirá cayendo ( un 4,4%, en 2013; un 3,9%, en 2014 ) y el acceso a los mercados de deuda es «extremadamente limitado». Mientras, la deuda pública crece como una bola de nieve: ya ronda niveles del 160% del PIB y podría superar el 180% este año.

El ministro de Finanzas griego, sin embargo, resaltó que no habría nuevas condiciones de ajuste fiscal para el país. Una previsión muy poco realista. Carbó cree que «es dificil conseguir ayudas sin condicionalidad». En su opinión, la única opción sería reconocer que «las condiciones actuales son ya demasiado duras y no es el caso». Martínez apunta que las cuestiones que se debatirán como posibles contrapartidas serán «ajustes de deuda, competitividad, privatizaciones» .

La única frontera que han trazado los políticos en el escenario griego es otra quita de la deuda . Una palabra impronunciable en lengua alemana: los políticos germanos han repetido que esta posibilidad es «imposible».

Según Carbó, esta insistencia pretende calmar «no sólo al electorado alemán, sino también a los mercados». Según el catedrático de economía, «los mercados entienden mal las quitas porque perciben que podrían extenderse a otros países de la Eurozona y, por eso, Alemania no quiere ni oír hablar de quitas». Martínez cree que no es realista afirmar que no habrá una quita, ya que «los niveles de deuda se aproximan a niveles insostenibles». En dos años, su peso sobre el PIB del país podría superar el 200% .

La vuelta al debate europeo de la situación de Grecia no es, en cambio, la bomba de relojería que fue el año pasado. Campuzano opina que Grecia ya no es el principal foco de riesgo de la zona euro. En su opinión, es la presión fiscal sobre los países más débiles lo que «genera una situación de tensión latente». Sobre un posible contagio a España, Carbó afirma que esa posibilidad «se ha reducido de forma drástica en los últimos meses». «España está en el terreno de "lo posible", pero Grecia sigue en el terreno de "lo imposible"». Siguiente acto en la continua tragedia griega: un nuevo rescate.