Pescanova se enredó en su malla contable
La dirección de la pesquera, según KPMG, aplicó durante años prácticas irregulares que fueron engordando la deuda del grupo hasta llevarlo a la quiebra técnica
m. v.
Manuel Fernández de Sousa se atrincheró en Pescanova. El presidente de la pesquera se negó durante cuatro meses a desvelar la situación financiera real del grupo al consejo de administración, a sus acreedores y a las autoridades. Quizá porque tras tres décadas de una gestión ... personalista — heredó la compañía de su padre, José Fernández López, fundador en 1960 —, rodeado de fieles directivos, hijos y hermanos incluidos, había mucho que esconder. O más bien que aflorar. Prácticas contables y financieras irregulares que han hecho encallar a la multinacional gallega, puntera en innovación, de referencia en su sector y con 10.000 empleados.
En su huida hacia delante Sousa inició una suerte de «road show» para tratar de defenderse y jurar y perjurar que todo lo que hacía era por y para el futuro de la compañía. Pero Pescanova acabó enredada en la propia malla contable que la cúpula del grupo había maquinado. El análisis encargado por el propio Sousa a KPMG con el fin de aclarar esos balances ha destapado la manipulación contable que durante los últimos siete años aplicó la dirección con el fin ocultar su deuda e inflar sus cuentas de resultados.
Quiebra técnica
«Si me hubiera ido de Pescanova la situación habría sido peor» , defendió en una reciente entrevista a ABC. Pescanova, hoy, acumula una deuda de 3.281 millones de euros, el doble que la que había declarado en septiembre de 2012, sufre un «agujero» patrimonial de 927 millones y unas pérdidas de 1.387 millones . Es decir, la pesquera, en suspensión de pagos desde el pasado mes de abril, se encuentra ahora en quiebra técnica.
No por que Pescanova no sea una empresa rentable o con futuro. Tanto los accionistas enfrentados con Sousa y su equipo como los bancos acreedores siempre han manifestado su intención de seguir financiando a la compañía , pues la consideran viable, por su posición en el mercado y por el sector en el que opera, el alimentario. Si no quizá por ese afán de mejorar esas cuentas a golpe de maquillaje contable.
Sociedades pantalla
El informe de KPMG detalla por ejemplo cómo desde 2007 la dirección generó financiación y emitió facturas falsas a través de sociedades pantalla. Entre el centenar de filiales que dependían de la matriz, con sede en Chapela (Redondela, Pontevedra), se agazapaban además sociedades en las que la compañía tiene una participación no mayoritaria y que por tanto no consolidan en las cuentas del grupo, pero que controlaría al 100% con otras filiales y sociedades interpuestas. En ese entramado la cúpula escondía deuda y pérdidas, y lejos de afrontarlas fueron engordándolas.
El auditor explica también cómo la compañía formalizó créditos documentarios que no estaban respaldados por ninguna mercancía real . Pescanova solicitaba financiación a los bancos presentando como aval los futuros ingresos de una operación; por ejemplo, la venta de productos de alimentación a distribuidores. Contratos que en realidad no existían.
«Estas decisiones no respondieron a una deliberada maquinación fraudulenta, sino que se fueron adoptando en el tiempo en la confianza de que el crédito se iría recuperando, y de que las inversiones comenzarían a generar recursos en breve plazo. Por desgracia, el crédito no se recuperó y los tiempos para la puesta en valor de las inversiones se fueron retrasando, todo lo cual fue abriendo una brecha contable cada vez más inmanejable», justificó Sousa el pasado miércoles nada más conocerse el «fallo» de KPMG.
Ciertamente el estallido de la crisis hizo naufragar a algunos de los principales financiadores de Pesncanova. Durante los años de bonanza Sousa conseguía financiación ilimitada de Caixa Galicia y Caixanova , que llegaron a controlar el 30% del capital de la pesquera. Pero la crisis de las cajas gallegas acabó con esa fuente de dinero. Los poderes locales — la Xunta de Galicia concedió ayudas y créditos fáciles a la compañía ante las amenazas del empresario de llevársela fuera de la comunidad —, llegada la hora de apretarse el cinturón, también dejaron la pesquera a merced del oleaje.
La CNMV y la justicia, sobre el caso
Lo que nadie entiende es cómo algo así ha podido suceder en una empresa cotizada en Bolsa. De hecho, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) no actuó con firmeza hasta que el caso, por medio de los bancos extranjeros con los que Pescanova también acumula deudas, llegó a plazas como Londres y Fráncfort y se empezó a cuestionar el papel del supervisor. ¿Cómo algo así puede suceder en una empresa cotizada en Bolsa?, se preguntaban en las plazas financieras europeas.
Sólo a partir de entonces el organismo presidido por Elvira Rodríguez lanzó un ultimátum a Sousa. Y el informe «forensic» ahora publicado por KPMG deja contra las cuerdas al empresario, apartado de la gestión en mayo por el administrador concursal, Deloitte, que también ha anunciado que podría emprender acciones contra la dirección del grupo. La CNMV ya ha dicho que la cúpula de la compañía podría haber incumplido la Ley del Mercado de Valores , cuyas sanciones contemplan desde una multa hasta la inhabilitación. El juez Pablo Ruz de la Audiencia Nacional también investiga el caso, y ya ha imputado tanto a Sousa como a sus siete directivos más cercanos.
Futuro de la pesquera
Los tres accionistas enfrentados a la dirección y con más peso en el consejo, Damm, Luxempart e Iberfomento, han pedido ya la convocatoria de una junta de accionistas extraordinaria para forzar el cese de Sousa y su equipo directivo, apartados de la gestión pero no de sus cargos.
La otra incógnita por resolver es si Pescanova logra salir o no a flote. Deloitte, según admitió el jueves en su comunicado a la CNMV informando del análisis de KPMG, confía en sacar a la compañía del concurso mediante un convenio de acreedores . ¿Cuándo? En unos cinco o seis meses.
Pescanova se enredó en su malla contable
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