Tenis
Alcaraz acelera, Muguruza frena
El murciano se mete en octavos tras superar con facilidad a Brooksby, mientras que Garbiñe cae en tres sets ante Kvitova
Nueva York
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Iniciar sesiónRelatos diferentes para dos españoles en el US Open: Carlos Alcaraz dominó en un partido sin historia y Garbiñe Muguruza se despidió en otro que la tuvo hasta el final.
El murciano se medía a una joven promesa estadounidense, Jenson Brooksby, y le ... maltrató (6-3, 6-3, 6-3). Alcaraz lo pasaportó en poco más de dos horas, con su despliegue habitual de contundencia y variedad de golpes. Maravilló al respetable con el cañón de su derecha, 'passing shots', globos y dejadas. Pero también con su presencia física, que desespera al rival y enamora a las gradas, llegando a bolas imposibles y metiendo presión al contrario.
«Voy a todas las pelotas», dijo después con su sonrisa juvenil desde la pista, que dejó marcadas con los derrapes de la goma de sus zapatillas. En una dejada de Brooskby, inalcanzable, se lanzó a por la pelota y acabó sin suela.
«Señoras y caballeros, el señor Alcaraz tiene que cambiar su zapatilla rota», anunció el juez con solemnidad, entre risas del público.
En los dos primeros sets, Alcaraz fue un vendaval que se llevó por delante a Brooksby. El estadounidense tiene un tenis imprevisible y lo demostró en el arranque del tercer set: rompió dos veces a Alcaraz, se colocó 3-0 y amenazó con complicarle la vida. Pero el español, que gana solidez con el avance del torneo, metió una marcha más, afianzó su derecha y le endosó seis juegos seguidos, con todo su repertorio de golpes.
Para dar todavía más esperanzas sobre sus posibilidades en el torneo, se desmarcó con dos saques directos descomunales en el último juego: 215 y 217 kilómetros por hora, respectivamente. Malas noticias para sus rivales.
Alcaraz se unió así a Pablo Carreño y Alejandro Davidovich, que ganaron sus partidos de tercera ronda en la víspera, como representantes españoles en octavos de final. Carreño se las verá hoy con el ruso Karen Kachanov, mientras que Davidovich tendrá un hueso enfrente, el italiano
Al cierre de esta edición, Rafael Nadal todavía no había disputado su partido contra Richard Gasquet. Si lo supera, habrá cuatro españoles en octavos del 'grande' neoyorquino, algo que no ocurre desde 2013, cuando se metieron en esa ronda el propio Nadal, David Ferrer, Marcel Granollers y Tommy Robredo.
En el alambre
Tuvo mucha más historia el partido de Garbiñe Muguruza, uno de los mejores de los vividos ayer en Flushing Meadows. La española llegaba por primera vez en esta temporada a tercera ronda de un 'grande' y se citaba en Louis Armstrong, la segunda pista del US Open, frente a una de sus bestias negras, Petra Kvitova.
En un partido memorable, con las dos jugadores en el alambre, la moneda cayó del lado de la checa (5-7, 6-3, 7-6).
El encuentro dejó una sensación agridulce para Muguruza. Pese a la derrota, jugó con probabilidad su mejor partido del año; pudo ganar y plantarse en octavos de final de un 'grande', el primer paso para levantar un tenis que había caído en la melancolía. Se impuso en el primer set, con seriedad y solidez, como había mostrado hasta entonces en el torneo.
Kvitova, una jugadora con mucha experiencia, se recompuso en el segundo y forzó una tercera manga. La española mantuvo el nivel, lo que le permitió ponerse 5-2. No logró cerrar el partido contra el saque de Kvitova, pero, lo que es peor, tampoco con su saque un juego después.
Todavía estaría más cerca: con 6-5 en el marcado, dispuso de dos puntos de partido. Los desperdició y todo se solucionó en el 'tie break', en el que la checa dominó. Aún así, Muguruza jugó con cabeza y coraje y aguantó hasta tres puntos de partido en contra. En el cuarto, una derecha se le fue a la red y ahí murió su sueño.
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«No me siento triste. Fastidiada, sí, pero no triste», dijo después en rueda de prensa. «Estoy contenta de mi espíritu de lucha. Mi tenis estuvo ahí, quizá me faltó algo de confianza en los puntos de partido».
Lo que está claro es que Muguruza se va de Nueva York mejor de lo que vino: «Quiero pensar que este partido me va a dar un nivel más alto».
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