Nadal apabulla a Tsonga en su camino a octavos

Lo demostró ante Yuichi Sugita, un rival de menor entidad pero al que no dio opciones de dar ningún tipo de sorpresa. Y lo confirmó con Nick Kyrgios , complicadísimo siempre a pesar de sus espectáculos extratenísticos y al que concedió apenas un momento de respiro, en el segundo set, sin que eso perturbara el ritmo, la estrategia y la convicción de que la victoria iba a ser suya. Contra Jo-Wilfried Tsonga, la constatación definitiva: Nadal ha venido a por su tercer título en Wimbledon y mucho tendrán que hacer los rivales para que se lo impidan.

Se le nota en la mirada, concentrada desde que entra en la pista. Y también en su servicio, impecable desde el inicio: dos saques directos en el primer juego. Mucho más entonado que contra Kyrgios y mejor dirigido que nunca: siempre intentando entrar hacia el revés de Tsonga porque llevar la iniciativa. Once aces en total, solo tres puntos perdidos en su turno en el primer parcial, con dos juegos en blanco . Solo dos puntos cedidos en el segundo parcial, con tres juegos en blanco. Cinco puntos en el tercero, con tres juegos en blanco, uno al resto (3-1).

Tsonga, es verdad, colaboró en que hacer un primer set cómodo. Ni siquiera se sostenía con el servicio, ese golpe que siempre ha puesto en problemas a su rival y que perdió en su segundo turno y en el cuarto. De hecho, la única vez que se habían visto en hierba, en Queens, ganó el francés. Eso sí, antes de que «desapareciera» debido a una operación de menisco que lo bajó del top ten a la posición 72 que luce ahora, más fino porque sigue una estricta dieta para proteger el problemático menisco. En el primer parcial no hubo nada de esas sonrisas con las que se gana al público. Antes al contrario, apagado como el sol en Londres, sin viveza en el fondo y con subidas a la red a destiempo , que Nadal leía con claridad.

Era la única opción que le quedó al francés, incapaz de jugar con soltura y contundencia desde el fondo ante un español mucho más entero y rápido.

Porque las piernas del español vuelan en esta edición de Wimbledon. Como si fuera tierra pero con la pelota botando incluso menos. Intentó activarse el francés en la segunda manga, pero siempre que pegaba allí se encontraba Nadal, dispuesto a responder con más fuerza y más velocidad para atajar cualquier momento de presión . No hubo ninguno en ese segundo parcial en el que logró el break con una doble falta del francés y cerró la manga con otro contundente juego en blanco. Saque, piernas, mano firme, convicción, y un rival sin chispa.

Ni tan siquiera hubo batalla en el tercer set, a pesar de que Tsonga, con más orgullo que fuerzas quiso animarse y animar al personal, que apenas había disfrutado de una hora y cuarto en el primer encuentro de la jornada, con Barty aplastando a Dart (6-1 y 6-1), y con solo 70 minutos de juego en los dos primeros sets del número 2 del mundo. El 72 comenzó sacando. Férreo y en blanco para empezar con buen pie. Pero se le acabó pronto la energía . Perdió en blanco su siguiente turno y Nadal ya solo tuvo que pensar en el siguiente rival. Solo se trastabilló un poco en su último turno de saque, en el que permitió que el francés llegara hasta el deuce. Pero la victoria, a la que tenía prisa por llegar, la peleó al resto, con tres bolas de partido que un por fin Tsonga de verdad , el de las sonrisas, el de la comunión con el público, levantó con el orgullo de quien fue, aquel que ganó a Nadal en Queens.

Pero Nadal no quiso más euforia, y después de una hora y 48 minutos, selló el pase a octavos, a la segunda semana del torneo, con ese golpe que le ha funcionado de maravilla. Con el servicio. En blanco. El octavo del partido . Con once saques directos. Como él, a octavos de Wimbledon.