Federer reduce a Djokovic

Federer fue más y mejor que Djokovic, enésima entrega de una rivalidad preciosa que ahora está igualada con 17 victorias por barba. El helvético, empeñado en silenciar una vez más a todos los que le dan por muerto, impuso su ley ante un rival reducido que evidenció problemas en su muñeca derecha, incapaz el serbio de aguantar la exigencia del debate. [Así lo hemos contado]

Djokovic ya lo pasó mal en cuartos para tumbar a Guillermo García-López y generó murmullos desde el primer instante contra Federer. Es verdad que aguantó todo lo que pudo en una primera manga buenísima, alma competitiva como pocas, pero se le escapó cualquier opción cuando perdió su saque en el undécimo juego. Puerta abierta para que Federer saltara a la final, que alcanzó después de una hora y 14 minutos.

El ahora cuatro del mundo regaló puntos de nivel, eterna raqueta que siempre ofrece algo. Alternó golpes profundos con dejadas y atormentó a un Djokovic herido, al que ni siquiera le salvaron las piernas y su amor propio. Tan pronto se decidió la primera manga, el balcánico asumió que no era el día y lo confirmó nada más empezar la segunda.

Básicamente porque se le empinó el camino de manera irremediable cuando perdió su saque, incapaz de retomar el pulso a una batalla desigual. Federer, con viento a favor, jugó un tenis ilusionante y se limitó a cumplir para alcanzar otra final, especial si se tiene en cuenta que jamás ha ganado en Montecarlo.

Con la derrota, Djokovic frena su marcha triunfal después de los éxitos en Indian Wells y Miami y pierde un buen puñado de puntos (640) ya que defendía el título que consiguió en 2013. La batalla que mantiene con Rafa Nadal por el número uno sigue al rojo vivo con Roland Garros en el horizonte.