Djokovic, campeón en Indian Wells

Lo demostró cuando se le daba por muerto. El número dos del mundo, empeñado en acercarse al trono que le robó Nadal a finales del pasado curso, se ha ido tambaleando durante toda la semana en Indian Wells, pero se desquitó en una final vibrante, una final entre dos viejos conocidos que disputaba el capítulo 33 de su rivalidad . Fue para Djokovic sin que nadie le pueda negar su mérito.

Ganó porque hay pocos como él, un tenista que se resiste a entregar la toalla, competidor superlativo que entendió que el título exigía un esfuerzo extra. Aceptó que no había nada que hacer en el primer set porque Federer estuvo impecable en todo y una vez aparcó las muecas y los aspavientos jugó para ganar, impulsado por esa capacidad que tiene para defenderse. En un partido de largo recorrido, siempre tendrá las de triunfar y eso hizo para desesperación de Federer.

Federer, a quien hay que reconocerle todo el mérito después de una semana brillante, se escapó nada más comenzar la pelea. El 3-0 le dio alas y se apuntó el primer parcial sin apenas esfuerzo, genial en todas las facetas. Hay brotes verdes en este tenista, que ha resucitado tantas veces como se le ha dado por muerto. Los cambios funcionan, como demostró con su título en Dubái , y en Indian Wells se quedó a las puertas, pero se gustó otra vez.

Su problema fue enredarse con su saque cuando parecía tener controlado a Djokovic. El serbio se escapó después del tortazo inicial y le devolvió el 6-3 con un segundo parcial muy mejorado, una reacción colérica para llevar el duelo a un desenlace precioso. En la central californiana, dos tenistas en estado puro repartiendo de lo lindo, eléctrico espectáculo para finiquitar un torneo adorado por los jugadores.

La final se le hizo demasiada larga a Federer, al que ya no le respondían con tanta gracia las piernas ni se deslizaba con la misma agilidad. Arrebatador en las distancias cortas, no pudo con el ritmo del balcánico y entregó su saque en el tercer juego. Lo perdió y ya no supo qué hacer, demasiado pendiente de lo que le proponía su rival. Y aun así tendría su momento.

Djokovic, asegurando con su servicio, dio un paso al frente y también le ayudó el empeño de Federer en querer hacer todo a lo grande. El campeón de 17 Grand Slams no gana de forma expeditiva y en cada intercambio quiso lucirse, demasiado riesgo con un título en juego. No estuvo bien en los puntos importante y por ahí se le escaparon las opciones de volver a ganar un Masters 1.000, algo que no sucede desde Cincinnati 2012.

Y eso que se agarró a la pista cuando apenas emitía pulso. Djokovic sacaba con 5-4 para alzar los brazos y se complicó la vida de mala manera, entregando su saque y elevando el nivel de tensión con un tie break angustioso. Ahí, sin embargo, se corrigió y saboreó por fin la victoria.

De Indian Wells se extraen dos conclusiones muy simples. La primera es que Djokovic se acerca a su nivel y ya se ha desquitado con el primer trofeo del curso. La segunda es que Federer vive y parece más peligroso con todos los cambios a la desesperada que ha introducido en su libreto.

Usa una nueva raqueta a la que se ha adaptado muy bien, escucha los consejos de Stefan Edberg después de acabar su relación con Paul Annacone y está menos cargado después de ahorrarse las exhibiciones millonarias de pretemporada. Nadal, que defendía título y perdió contra Dolgopolov en tercera ronda, ya está avisado del resurgir de sus íntimos enemigos.