El mejor Nadal reta a Djokovic

Este Nadal ya es el de antes , liberado de las tensiones y de la ansiedad que le agarrotaron el brazo durante los tres primeros encuentros. Patinó ante Brands, Klizan y Fognini, pero salvó la papeleta por inercia, triunfos desde el apellido. Ya en la segunda semana, Nadal ha encontrado el camino y su tenis se expresa en los gestos de su cara y en cada golpeo. La bola viaja mucho más, le funcionan las piernas y los movimientos han dejado de ser bruscos . El rey de la tierra mantiene su esencia.

Nadal mastica el triunfo desde el primer juego. Le gusta empezar siempre al resto porque pilla a su rival frío y cumple con su propósito. Rompe a Wawrinka y consolida, una renta tranquilizadora para cabalgar hacia el triunfo. El balear lo hace todo con bastante sentido y de forma aseada mientras el suizo se pierde en un mar de errores . En el quinto juego, Nadal vuelve a romper y ya se escapa definitivamente.

Hay brillo en su derecha y saca con más precisión que en los otros partidos. La Chatrier ya reconoce al heptacampeón y Wawrinka es su última presa, desesperado porque nada le sale, harto de caer en la trampa que le tiende Nadal con los cambios de guión. Después de un puntazo para recordar, el número diez del mundo estalla y destroza su raqueta . Es imposible, no puede con Nadal, que se lleva el primer set por 6-2 en 39 minutos.

El segundo acaba por desquiciarle. Logra recuperar una rotura y le roba por primera vez el saque a Nadal, se crece con los gritos. Le apoya la Chatrier porque anhela más tenis y, por momentos, Wawrinka se olvida de que tiene un 9-0 en el cara a cara con Nadal sin ganarle jamás un set . Esta vez, sin embargo, es como todas las anteriores y se despide de París sin mejorar esa estadística.

Hay puntos de Nadal a la carrera, puntos maravillosos que le reconfortan. Ahí va Nadal como una flecha y apunta a la diana de Djokovic, a quien ya derrotó en la misma pista en la final del pasado año. En esta edición, lucharán por algo menor, pero la batalla se presenta tan apasionante e incluso más. Nadal ya es Nadal para desgracia de cualquiera. Y París es su territorio .