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Nadal resucita a tiempo ante Gulbis
Nadal resucita a tiempo ante Gulbis
Sorpresa en el Foro Itálico cuando Rafa Nadal se sienta en el banco con un 1-6 en contra en el primer set ante Ernests Gulbis. Su tenis toadvía no había salido a la pista cuando el letón había impuesto su saque y sus ... fantásticos reveses dejando sin respiración al español. Pero es Nadal el que estaba jugando y nadie confía más en la victoria que él. Después de dos horas y 38 minutos, el balear levantaba los brazos y gritaba expulsando su rabia y toda la tensión acumulada al levantar el marcador hasta el 1-6, 7-5 y 6-4. Se cita en cuartos con Ferrer a las 16.00 horas (TDP).
Gulbis sabía que no podía permitirse jugar contra Nadal con el ritmo que él marcara. Decidió imponerlo él desde el principio, con prisas, con agresividad y evitando que el español pudiera siquiera pensar. Le salió perfecto en un primer set en el que no dejó restar al balear, ni sacar sus derechas, que apenas hacían daño ante los portentosos reveses cruzados del letón. Descubrió Nadal dem asia do tarde que para responder a los saques de Gulbis debía restar tres metros por detrás de la línea de fondo. Evitó el balear el rosco y se acordó de las dos ocasiones anteriores en las que había sufrido un 6-1 en contra en tierra. La primera fue en 2006, en la final de Roland Garros ante Roger Federer. La segunda, en 2011, en la Copa Davis ante Juan Martín del Potro. En ambas ocasiones se llevó la victoria. ¿Por qué iba a ser distinto esta vez?, pareció preguntarse Nadal cuando se sentó en el banco con el primer set en contra.
Porque en el segundo, cuando comenzó a jugar de verdad, las apuestas iban poco a poco decantándose hacia su lado. No porque Gulbis pisara el freno, sus reveses seguían haciendo mucho daño y cada saque lo convertía en «ace». Sino porque Nadal ya había aprendido los trucos y los puntos débiles del letón. Alargó cuanto pudo los peloteos logrando que Gulbis se diluyera poco a poco. Y contaba además Nadal con un arma secreta: su cabeza. Nadie como él para tener fe en la victoria, para superar los problemas y resurgir del fondo de la pista. Así ocurrió en el tercer juego del segundo set. Levantó las opciones de break y logró llevarse la ventaja. A pesar de perder el break inmediatamente, aguantó el estirón de Gulbis hasta que este, a un paso de ganar el set, se vino abajo y cedió su saque. La fe, sobre los saques directos.
Continuó el patrón en el tercero. Ambos se rompieron el saque una vez, pero fue Nadal, y su cabeza, quien aguantó más. Presionó sin prisas al letón hasta que este, precipitado sobre su propia victoria, terminó por encadenar varias derechas a la red. Irremediable el error porque Nadal no perdona. Quiere ganar y la victoria está en quien más cree en ella. Y no hay nadie que crea más que él.
Nadal reconoció sus errores al término del encuentro: «He empezado un poquito parado, pero no sé si de haber empezado al cien por cien hubiera hecho algo. Gulbis empezó tirando palos de lado a lado, he cometido errores, no he conseguido dar esa bola más que es donde llega el error del rival. En el segundo, superar el break con el 1-1 ha sido muy importante. He comenzado a restar, a cambiar el ritmo con bolas más altas a su derecha e irme hacia delante. Me ha costado encontrar el ritmo por su velocidad y la mía», explicó. Ahora se cruza con David Ferrer, que no ha tenido que saltar al a pista en octavos porque su rival, el alemán Philip Kohlschreiber, decidió no presentarse por sufrir vértigos. Enésimo duelo entre ambos, rivales, compañeros, amigos: «Ojalá me sirva para coger confianza porque tendré que hacerlo mejor contra un buen amigo», sentenció Nadal. Su fe gana batallas.
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