Tenis español: calidad y talento en continua evolución

Lo podemos apreciar esta semana en el Mutua Madrid Open , el evento más importante del año en nuestro territorio y una referencia en el calendario. Madrid pasa a ser la capital mundial del tenis y todo el mundo percibe el cariño de la gente, un público muy agradecido que sabe respetar los valores de este deporte. Antes, el Conde de Godó era el torneo que los españoles queríamos ganar porque no había otro y ahora tenemos también Valencia , que es otro de la categoría 500. Son torneos, sin embargo, que no alcanzan la magnitud del Mutua Madrid Open, que presenta un cuadro con los mejores del mundo y encima es mixto. Funcionó a las maravillas en el Madrid Arena y aquí, en la majestuosa Caja Mágica , se ha consolidado y es una referencia. Tenemos un torneo a la altura de nuestros jugadores.

En la actualidad, el tenis español vive un momento precioso. En todos los sentidos y tanto en chicos como en chicas. En el masculino existen grandes estrellas lideradas por un ser único como Rafa Nadal y en las chicas hay brotes verdes, un futuro esperanzador. Estamos de dulce, estamos en la cúspide, estamos orgullosos.

Tenemos al cuatro del mundo, que es David Ferrer , y al quinto, Rafa Nadal . Está Nicolás Almagro, Feliciano López, Marcel Granollers, Fernando Verdasco, Tommy Robredo, Marc López... Y muchos más de los que no me quiero olvidar. Es un elenco de tenistas impecable que cada semana defienden la bandera de España con amor y casi siempre con éxito.

Pero el presente no tiene nada que ver con lo que sucedía hace unos cincuenta años. Por aquellos tiempos, en la década de los 60, el tenis era un deporte de minorías, algo de lo que no se hablaba demasiado. Afortunadamente para el tenis español apareció un tal Manolo Santana , que ganó Roland Garros en 1961 cuando aquí en España no se sabía si la bola era redonda o cuadrada. No había noción, nadie sabía nada. Yo me di cuenta de lo que había hecho en París, pero en general nadie hizo caso al asunto, no se sabía muy bien el nivel de ese éxito ni en qué consistía ese deporte.

El tenis se dio a conocer en España a partir de 1965. Yo había ganado otra vez Roland Garros y, al menos, ya sabían que la pelota era redonda, pero es a partir de las victorias en la Copa Davis cuando la gente empieza a interesarse. El público se enganchó cuando ganamos a Estados Unidos , era la primera vez que España derrotaba a los americanos en un evento deportivo. Eso nos abre las puertas y el tenis empieza a evolucionar.

Coincide con mi decisión de darme a conocer en el mundo entero porque Roland Garros no era entonces lo que es ahora. Tenía que ir a Wimbledon , sacrifiqué Roland Garros en 1965 y 1966 y dio sus frutos. El tenis estaba dominado por los anglosajones y me dije a mí mismo que me tenía que meter como fuera, tenía que planificar mi vida para jugar bien en hierba. Gané el US Open cuando se jugaba en esa superficie y fue todo más fácil para, en 1966, no jugar en Francia y pasarme un mes y medio en Inglaterra, todo para ganar Wimbledon. Sabía que iba a ocurrir, tenía esa sensación. El tenis se lanzó y a partir de ahí han salido fantásticos jugadores.

Rafa Nadal es nuestra bandera, un orgullo como todo nuestro tenisHay mucho trabajo detrás del éxito actual, mucho esfuerzo por parte de las entidades y de los clubes. Debemos disfrutar del momento y aceptar que somos unos privilegiados, que será prácticamente imposible volver a contar con una etapa tan prodigiosa como la actual. El tenista siempre ha sido individualista y España vio que había un equipo buenísimo, un equipo que ha sido capaz de ganar cinco Copas Davis y de estar cada año luchando contra las mejores selecciones. Esto ha enganchado mucho al aficionado y hay un líder increíble que es Rafa Nadal. Rafa, gigantesco, ensombrece un poco a los otros jugadores porque David Ferrer es cuarto del mundo y el resto deja el nombre del país bien alto. Es la realidad y todos han asumido su función para mantener a España donde merece.

Y tenemos a las chicas con Lili Álvarez como pionera, tres veces seguidas campeona de Wimbledon. Luego nos acostumbramos a Arantxa Sánchez Vicario y a Conchita Martínez y hemos pasado por un bache importante, pero hay futuro en nuestras mujeres.

Quién nos iba a decir que seríamos lo que somos ahora. Tenemos las mejores instalaciones y somos un ejemplo para todos. Cuando empezaba, yo me quería parecer a Andrés Gimeno. Ganaba a los grandes campeones y quería jugar como Andrés. Me fijaba en él, en España no había otro igual. Luego tuvimos a nombres importantes como Juan Avendaño, Aguilera, López Maeso, Emilio Sánchez Vicario, Sergio Casal... Cubrieron una etapa con mucha dignidad hasta que llegó Sergi Bruguera y ganó dos Roland Garros. Carlos Moyá, Juan Carlos Ferrero, Albert Costa, Álex Corretja... Tantos y tan buenos, tantos hasta llegar a Rafa Nadal. Es nuestra bandera, un orgullo como lo es todo el tenis español.