Nadal, campeón en Sao Paulo

El quinto jugador del planeta sigue lejos de ser quien fue, un campeón asombroso que arrasaba a cualquiera siempre que se competía en tierra. Hace una semana, se quedó a mitad de camino en Viña del Mar al perder ante Horacio Zeballos en la final , pero en Brasil, en una situación poco propicia para si tenis, ha vuelto a sonreír y a morder un trofeo, el 51 de su impresionante carrera.

El último fue en París, el 11 de junio de 2012. En Roland Garros, en la Philippe Chatrier que tan bien conoce, confirmó su condición de tenista eterno al lograr su séptima copa, el undécimo Grand Slam en su raquetero. Este domingo no dejó de ganar un 250, la categoría más baja de los torneos de la ATP, pero la victoria tiene mucho de simbólico, imprescindible para que Nadal se crea que puede ser como el de antes. Ya ha empezado el camino.

No fue la final más bonita de la historia y tampoco la más emocionante. Se enfrentaban dos amigos que empezaron la semana formando pareja en el dobles y que abandonaron para priorizar en el cuadro de individuales. La apuesta les salió bien porque ambos han optado al título, pero ninguno de los dos atraviesa su mejor momento. Nadal estuvo desde el 28 de junio sin competir antes de su regreso en Chile y Nalbandian llevaba también seis meses fuera del escaparate.

Para empezar, Nadal se limitó a mantener como pudo su servicio, incómodo en los desplazamientos porque la pista de Sao Paulo no es precisamente la mejor. Se juega en altura y con unas bolas de dudosa calidad, inconvenientes para todos. El balear, después de sacudirse la presión, se encendió a partir del quinto juego y ofreció algo parecido a lo que se espera de él. Se trata de ir poco a poco.

Rompió el servicio de Nalbandian para ponerse 4-2 y esa ventaja resulto decisiva en la primera manga. Iba a más Nadal, mientras el argentino regalaba un puñado de errores incomprensibles. Nalbandian, que en su día fue el tres del mundo y que intuye que se apaga la luz de su tenis, ahora 93 de la tabla, sólo respondía con ese poderoso revés a dos manos.

Ganó Nadal ese parcial y se anunciaba el final de la historia, pero el inicio del segundo set fue del todo inesperado. Nalbandian rompió dos saques de forma consecutiva a Nadal y se escapó hasta el 3-0 con servicio a su favor, todo de cara para lleva el pulso al desenlace en la tercera manga. Y ahí, desde la adversidad, llegó la mejor noticia del fin de semana. Nadal rescató el orgullo que tanto le caracteriza y volteó la situación para cerrar el puño y llevarse el partido.

Fue una remontada de campeón, seis juegos de foma consecutiva para gritar en la tierra de Sao Paulo. En su vuelta al ruedo, ha hecho final en Chile y título en Brasil, nada mal el balance. Sigue lejos de su nivel y él lo sabe, tranquilo porque esta semana descansa antes de competir en Acapulco a partir del 25 de febrero. Lo importante es que vuelve a ganar, lo importante es que se sienta otra vez como lo que era. Vuelve Rafa Nadal.