De Primero de Odio

Es verdad que cierto tufillo xenófobo envolvió el trato histérico hacia the Special One aunque tengo para mí que en su linchamiento de manual pudieron más el asco profundo hacia el Real Madrid y esa manía del portugués, tan típica de quienes se creen en serio que están en un Estado de derecho, de no callarse la verdad ni debajo del agua. A mi Jose no le echaron de España los resultados sino los linchadores y, por cierto, también el estruendoso silencio administrativo de su club.

Así como Mourinho encaraba en la sala de prensa, Vinicius lo sigue haciendo por la banda izquierda, imagino que hasta que lo aburran a patadas. Me llama la atención esa tenacidad inasequible al desaliento y al desprecio exhibida desde el primer día por este chiquillo, yo hace tiempo que habría subido al despacho de Florentino a pedir el traspaso.

Finito como es, con esa apariencia de fragilidad, a cada tantarantán que recibe responde con otro intento de regate, un túnel, un sombrero, una cola de vaca. «Dame más», le decía el otro día con una sonrisa de oreja a oreja al penúltimo carnicero que había ido a por él, «dame más». Parece de chicle pero es de carne y huesos y cualquier día alguien hará añicos este jarrón de porcelana azul y blanca de la dinastía Yuan. ¡Qué tiempos aquellos en los que se obligaba a Ujfalusi a salir pidiéndole perdón a Messi en un vídeo!

Pero lo peor sigue siendo el fuego amigo. Nadie del Real Madrid parece querer defender en serio a Vinicius como nadie movió tampoco un dedo por Mourinho. Será que se lo impide su religión. Que yo recuerde, en la letra del himno de José de Aguilar se habla de dar la mano y no de rendir la tibia. Hace tanto tiempo que el fantasma de Charles Ingalls vaga de noche por el castillo de la Casa Blanca que el día que rompan al jugador, que lo romperán, el club sacará un comunicado pidiendo perdón. ¿Apostamos?