Esbozos y rasguños

Falso nueve, falso pívot

Tiene buena pinta este invento de Ancelotti de dar a Bellingham vuelo como una cometa. Algún día se le empezará a ver como algo más que un tipo entrañable con mano izquierda.

Hace poco un amigo no muy ducho en deportes me escribió para contarme que se encontraba comiendo en un restaurante de la Castellana al lado del nuevo fichaje del Real Madrid de baloncesto. Por lo visto le habían traído una tarta con el escudo del ... Madrid a su vecino y mi amigo, tras poner un poco la antena, ató cabos. Luego me mandó una foto a escondidas del susodicho. Era Jude Bellingham. Cuando le expliqué que, efectivamente, era el nuevo fichaje del Real Madrid, pero no de baloncesto, sino de fútbol, mi amigo no daba crédito. «Pero si este tipo es enorme». Menos mal que no le mandé luego una foto del Facu Campazzo.

Pero puedo entender el desconcierto inicial de mi amigo. Últimamente los jugadores de fútbol más talentosos y habilidosos tienden a ser menudos y ligeros. No en vano la España de los bajitos ha sido la selección más exitosa y celebrada, Messi ha marcado toda una época y estamos acostumbrados a que jugadores como Modric o Griezmann dominen por su calidad y su despliegue en el campo. Futbolistas, todos ellos, con peso de jockey, piernas de acero y cerebro de ordenador de la NASA.

Por eso resulta tan atractivo ver jugar a Bellingham: se trata de un jugador diferente a su propio tiempo. Atípico. Ancho de hombros, alto sin ser desgarbado, coordinado, atlético, de zancada poderosa y con esa pinta de poder jugar como un 3-4 versátil en el roster de Chus Mateo. Además hay algo amenazante bajo ese aspecto tranquilo. A Bellingham le pones un abrigo largo de Anderson & Sheppard con el cuello un poco levantado y podría salir en una película de Guy Ritchie.

El inglés lleva ya tres goles en dos jornadas. No se recordaba un estreno tan fulgurante como mediapunta desde Wesley Sneijder. El hecho de que Gabana cerrase sus puertas hace tiempo es algo que me tranquiliza y me hace pensar que Jude sí que podría pasar de la jornada 4 sin descarrilar como el talentoso neerlandés, que empezó la temporada como pitbull y la acabó como caniche mojado. La verdad es que entre Sneijder, James, Cassano, Guti y Özil podríamos decir que el puesto de mediapunta en el equipo blanco conlleva cierta responsabilidad tanto creativa como fiestera.

Tiene buena pinta este invento de Ancelotti de dar a Bellingham vuelo como una cometa. Ya dijo que no quería repetir con él el error que en su día cometió con Roberto Baggio, cuando no quiso anteponer un talento diferencial al esquema del equipo. Un Ancelotti que, por cierto, ya se inventó a Pirlo como regista, a Di María como interior y a Camavinga como lateral (algo que luego adoptaría Deschamps en la final del Mundial). Algún día se le empezará a ver como algo más que un tipo entrañable con mano izquierda. Incluso como un buen técnico. Pero para eso tendría que mostrarse enfadado todo el día.

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