Sevilla - Manchester City
¡Quién te ha visto, y quién te ve, Sevilla! (0-4)
El Manchester City maniató a un Sevilla incapaz que acabó desesperando a su afición tras recibir cuatro goles
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Iniciar sesiónMe dio por pensar en Bono. No sé qué estará haciendo ahora, pero, por su rutina cada vez que hay partido, es de suponer que habrá visto un resumen de esos personalizados que le facilitan en el club. Con las contras del rival, ... con la colocación de la defensa. Y los goles recibidos, también. Bono, el mismo que en la temporada pasada se acostumbró a ver los rivales fallar una y otra vez con la solemnidad de la defensa sevillista y con sus propias actuaciones, debe ser hoy un hombre contrariado. Ayer acabó llorando, impotente. Fue la reacción al peor dolor, al de la incomprensión.
Lo que pasó ayer ante el City no fue una sorpresa. ¡Quién te ha visto, y quién te ve, Sevilla! Hubo un tiempo, no hace mucho, que la Premier League conocía la fuerza del Sánchez-Pizjuán. Los de Nervión podían perder, pero las diferencias no fueron nunca tan grandes para dejar de morder. En sólo tres días ha recibido siete goles, demasiado tormento para Bono y los que comprenden que así no se va a ningún lado.
La imagen del encuentro, la que marca lo que le está pasando a Lopetegui y los suyos, es la de los últimos 25 minutos, con un 0-3, y con el City sin ánimo de hacer más daño hasta el final, instante en el que llegó el cuarto y la afición explotó con gritos. Ver a los de blanco detrás del balón y poniéndole el mismo corazón que le ponen los niños cuando tratan de jugar con los adultos es lo que inquieta. Tanta diferencia acongoja. Los detalles ya no valen. El Manchester City, con muy poco, sin apretar en ningún momento el acelerador, desnudó las carencias de un Sevilla gravísimo. ¿Alguien recuerda cuándo fue la última vez que el Sevilla perdió cuatro de cinco partidos? Claro que se podía perder contra el City. Seguramente, ni el más optimista de los sevillistas creería en romper el sistema de Guardiola, pero haberlo hecho con cuatro goles en contra, duele y desconcierta a los hinchas.
El equipo que trazó y dibujó la fórmula para sorprender a los mejores clubes del mundo es hoy una caricatura. Parece un muñequito en manos de un gigante, llámese Haaland o el que sea. El noruego es una bestia. Pero el Sevilla no es la bella. El equipo sevillista duró vivo hasta que Haaland apareció para hacer el 0-1 tras un genial pase de De Bruyne. En el minuto 20. Después, se acabó. Literal. Los futbolistas perdieron el norte, se mantuvieron atrás y esperaron a que el tiempo pasara. En el descanso, con Lopetegui igual de perdido que los jugadores, entrarían Jordán y Rafa Mir por Delaney y Rakitic, respectivamente. La idea pasaba por tener un referente en el área visitante, pero la noche no estaba para nada ante la evidente superioridad del City. En el 57 llegaría el segundo tanto de los ingleses. Foden, en una buena jugada individual, puso el 0-2. Haaland lo abrazó fuerte, igual de intenso que su juego, y con su particular forma de marcar, atravesando lo que tenía por delante para hacer el tercero en el 67.
La afición entendió el golpe. Lejos de mostrar el enfado, la hinchada siguió con los suyos, apoyando, siempre marcado al ritmo de Gol Norte. Los ingleses dieron un pasito atrás. Entendieron, con la mirada de Guardiola a su amigo Lopetegui, que no hacía falta nada más. El entrenador barcelonés quitó a su niño Haaland (es el único que debe verlo con cierto cariño). Y emplazó a los suyos a que tocaran mucho el balón para que el duelo se fuera acabando sin lesiones y con la idea de pensar en el próximo encuentro, ya en la Premier. Pero Guardiola no contaba con el enésimo mareo de un Sevilla que no sabe ya qué es lo que tiene que hacer.
Ya al final, cuando parecía que el duelo acabaría con otros tres golitos en contra, llegaría un nuevo tanto que terminó desesperando a la afición. Rúben Dias desoyó a su entrenador y puso el 0-4 definitivo, el peor desenlace para un partido que costará olvidar por muchas razones. Ver a internacionales con Argentina o Brasil sufriendo en clave sevillista, dos de las selecciones llamadas a luchar por el Mundial en apenas unos meses, no puede ser algo casual. Mucho se está haciendo mal. El equipo no resucita, y lo que tiene por delante es un mundo lleno de incógnitas... lejos de Nervión. Los tres próximos partidos del Sevilla serán en Barcelona ante el Espanyol, el Copenhague en Dinamarca , y el Villarreal en tierras castellonenses. Después llegará el parón por la selecciones. Pero qué Sevilla encontraremos, el perdido y doloroso de estos momentos, o el que se pone el cuchillo entre los dientes para buscar solución. ¡Quién te ha visto, y quién te ve, Sevilla!
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