Lorenzo, en modo zen

Por eso ayer, como hoy, su despertador suena entre las 8 y cuarto y las 8. 30. En el desayuno, casi siempre el mismo menú: zumo de naranja, tostadas con tomate y pavo y macedonia . Desde pequeño, a Lorenzo se le inculcó el ejercicio físico como parte fundamental en su desarrollo. Su padre llegó a decir que podría haber sido un buen gimnasta. Ahora, con 28 años, dos títulos de MotoGP en la mochila y en busca de un tercero mantiene las buenas costumbres, y antes de subirse a la moto realiza su tabla de ejercicios y estiramientos para despertar del todo. Se encamina hacia su primera tanda de entrenamientos y volverá a su motorhome para recuperar energías con algo de pasta y quizá un filete de pollo.

No hay tiempo para el recreo, aunque sí para desentumecer los músculos con un masaje y con otra tanda de estiramientos. El trabajo continúa en el garaje, donde perfila las detalles con sus mecánicos. Cuando la ve en condiciones, regresa a la pista para haer, como en este Gran Premio, el mejor tiempo de la segunda tanda.

Dedicará unos minutos a la prensa y volverá a recuperar la energía comiendo arroz integral o pasta que le preparan los cocineros de Yamaha, una especial, con grano también integral. La siesta la cambia por ejercitarse de nuevo y poner el cuerpo a punto. Si hay rueda de prensa acudirá sin falta y volverá al box para seguir corrigiendo los pequeños fallos que haya detectado en los entrenamientos.

Los masajes preceden a la cena, sobre las 20.30, con el equipo o con familiares, dependiendo del día y del Gran Premio en el que esté. En los de España suele tener más actividad extradeportiva porque siempre hay amigos que volver a ver y compromisos que atender. Pero sobre las diez ya estará en la cama. No hay videoconsola. Quizá con un libro si le cuesta dormir, uno biográfico o de no ficción.

También de rutinas vive Marc Márquez , pero en su desayuno prefiere que haya leche con cereales y alguna tostada de vez en cuando. Trabaja también el cuerpo y la moto, sobre todo la moto. Durante el día apenas se le ve en otro sitio que no sea el garaje, con sus mecánicos, su segunda familia. Con ellos se divierte y comparte la ilusión por su siguiente carrera.

Para comer prefiere el salmón o el atún a la plancha, aunque no descartan los cocineros de Honda alguna hamburguesa para después del gran premio. Pero mientras haya una victoria en juego, Márquez convive con sus mecánicos para poner la moto a punto entre todos. también disfruta de los masajes para activar o relajar el cuerpo. La cena, con su equipo precede a su momento más íntimo: compartir confidencias y sueños, películas y alguna partida a la Play con su hermano Álex , con quien comparte un motorhome doble.