Jon Rahm aguanta el tipo en la tormenta del Masters

Aparentemente, el segundo día del torneo no se presentaba tan idílico como el primero para el vizcaíno. Es cierto que a la hora de mirar los resultados pasó por el hoyo 7 al par del día, se puso uno abajo en el siguiente y acabó el 9 con dos abajo. Hasta ahí todo perfecto, porque el jueves lo hizo con menos tres y con grandes sensaciones. Sin embargo, la espectacularidad estadística de entonces (no falló ni una sola calle en toda la jornada) se había ido al garete de repente. Ya desde su primer tiro visitó la pinaza y, ante la ausencia de finura en los tiros a bandera, tuvo que sacar su mejor juego corto para salvar los pares con solvencia en los siguientes agujeros. Eso sí, viendo la maestría con la que chipeaba, casi merecía la pena que firmase los pares de esa manera y no con los típicos dos 'putts' que mandan las normas de estilo del golf.

La primera suspensión por aviso de tormenta eléctrica no le afectó demasiado, y eso que le pilló en plena concentración saliendo desde el 'bunker' que protegía la séptima bandera. En ese momento fue una falsa alarma de tormenta eléctrica y en veinte minutos se volvió a la acción. Pero la segunda parada, una hora después, ya fue más seria. El ventarrón que se desató sobre el National hacía difícil mantener la verticalidad (que se lo digan a los árboles caídos), por lo que los jugadores enfilaron de nuevo su camino hacia los vehículos de evacuación y el público en un lento caminar a la espera de mejores noticias. Afortunadamente nadie resultó herido, mas no se pudo reanudar el juego.

De manera que cuando el español agarre esta noche la almohada tendrá tiempo para plantear la mejor estrategia de cara a los nueve hoyos que todavía le restan por delante. En vista de que la segunda parte del recorrido es más beneficiosa para rebajar golpes, podrá ser agresivo y tratar de recortar los tres puntos que Koepka le saca de ventaja debido a que terminó su vuelta horas antes, con unas condiciones mucho más ventajosas. O bien, elegirá ser más conservador y aguantar su (-9) a la espera de encontrar mejores momentos para recortar a lo largo de un fin de semana que se presenta dantesco.

Las suspensiones no afectaron el resultado de José María Olazábal (+10), que cumplió su pronóstico de no pasar el corte. Desde los días de entrenamiento sentía que no estaba al nivel de un torneo como este y no quiso engañarse. A lo largo de las dos rondas que jugó sólo sumó tres 'birdies' y así es muy difícil que no se lo coma el National. Pero para él ya es un premio estar aquí y disfrutar de una historia que él mismo ha ayudado a construir.

También forma parte de la leyenda verde Sergio García, campeón en 2017, que en esta ocasión apenas está pudiendo luchar por superar el corte. Después de los 74 impactos del jueves salió sin mucha convicción en la segunda ronda, de manera que cuando pasó por el ecuador con (+5) estaba claro que su cabeza andaba ya en su hogar de Austin. Aún le quedan cuatro hoyos para obrar el milagro el sábado, pero su actitud no parece la más propicia para conseguirlo.

Quien sí estaba muy concentrado era Tiger Woods (+2), que peleaba contra los elementos y su propia condición física para superar el fielato y participar en el fin de semana como siempre ha hecho en su cuarto de siglo de historia en Georgia. Nunca había fallado el corte hasta ahora y no está dispuesto a acabar con la racha. Con el 'Amen Corner' por delante, su objetivo de rebajar un punto lo tiene al alcance de la mano.