El segundo palo

Zelig

«Lo asumo, el fútbol carece de memoria y los principios están demodé. Soy un viejo. No habrá más remedio y tendré que comerme con patatas a Zelig, el hombre camaleón»

Mi Jose

Mbappe el día de su renovación con el PSG Reuters

Seguro que Mbappé acabaría primero en la modalidad de creatividad en el cambio de pose del Campeonato de Europa de sexo que empezó a disputarse en Gotemburgo. Según parece los jueces puntúan de 5 a 10 la habilidad que los participantes tengan a ... la hora de transitar de una a otra postura (por ejemplo del arquero al caballito de mar y de ahí a la enroscada) sin que a uno le sangren demasiado los ojos. La República francesa ha designado para tan magna ocasión a un caballero que se llama Monsieur Lorenzo, que debe ser apodo, y no me cabe la menor duda de que hará un dignísimo papel, pero, en lo tocante en concreto a la prueba número diez, la del artisteo para evolucionar de la tabla de surf a las cataratas del Niágara sin que se note, ya digo que no hallaréis en todo el mundo un rival a la altura del delantero del PSG. Por cierto, vaya desde aquí todo nuestro apoyo para Selva Lapiedra, que paseará estos días por Suecia la bandera copulativa de España.

Si el Real Madrid se encuentra en una situación bastante cercana al gatillazo, pendiente de lo que decida Kane y de lo que exija su presidente tras la marcha de un futbolista que en diciembre cumplirá los treinta y seis años, es, en gran medida, debido a la pericia que tuvo este chico para cambiar de posición sin que absolutamente nadie se diera cuenta, ni siquiera Florentino, que es un gran maestro de ajedrez. Uno nace con esa destreza, es imposible entrenar semejante pericia. Se puede, eso sí, perfeccionar con el trabajo diario y con el esfuerzo pero cuando se consigue engañar sin que nadie lo note, ni siquiera el más avezado de los examinadores, y además se logra sin que aparezca color en las mejillas, es porque nos encontramos sin lugar a dudas ante un perito del disfraz.

Este es el típico artículo que mi amigo José Damián González me echará en cara en El Chiringuito de dentro de tres años cuando un 6 de junio de 2026 el Real Madrid conquiste La Decimosexta gracias a un hat trick del francés. Lo asumo, el fútbol carece de memoria y los principios están demodé. Soy un viejo. No habrá más remedio y tendré que comerme con patatas a Zelig, el hombre camaleón, aunque ya puestos espero al menos poder exprimir todo el jugo a esa habilidad innata suya y que transmute en Dias justo en el preciso instante en el que Stones, engañado a su vez, lo vea solo a su lado y le dé un pase de gol en la portería del City.

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