Fútbol
Cláusulas de rescisión: el blindaje español frente al capital árabe
Ante el creciente interés saudí por el talento en la Liga, equipos como Real Madrid y Barcelona protegen a algunos de sus jugadores con cifras cercanas a los 1.000 millones de euros; el precio para revocar sus contratos
EL PULSO ÁRABE POR EL FÚTBOL: LA FÁBRICA DE HACER MILLONES
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Iniciar sesiónPoco importa que el clima en Arabia Saudí sea un verano sevillano durante demasiados meses al año, que el atractivo de su desierto sea escaso o que su liga profesional, pese al puñado de estrellas europeas que hoy poseen, tenga una relevancia internacional ... aún insignificante. Porque, como si una máquina de dinero tuvieran, el infinito capital de la SPL (Liga Profesional Saudí) tienta al futbolista europeo. «No lo puedo negar. Con este dinero podré ayudar a toda mi familia a vivir bien, desde mis padres hasta mis primos», declaró el excentral del Chelsea Kalidou Koulibaly tras firmar por el Al Hilal. Pero esta competición, acompañada de un plan estatal que realza las luces de su tierra y opaca sus sombras, no se conforma con ser un cementerio de elefantes como lo fue la liga china o la MLS, sino que está reclamando talentos en flor. Los fichajes de Rúben Neves (Al Hilal) y Hakim Ziyech (Al Nassr), entre otros, así lo confirman.
Los clubes de la Liga no son ajenos al acecho árabe y entre las escasas actuaciones que pueden adoptar para intentar evitar que uno de sus jugadores pueda marcharse destaca la inclusión en su contrato de una cláusula de rescisión prohibitiva. Esta medida, naturalmente española desde su nacimiento en 1985, permite al club poseedor evitar negociaciones: solo si el futbolista abona la cláusula estipulada contractualmente, este es libre de terminar la vinculación con el equipo de origen para decidir su destino. Se trata de un resquicio habitual en cada mercado de fichajes que suele tener mayor relevancia en las entidades pequeñas -si los grandes le arrebatan a sus hombres de calidad, al menos les resta un montante considerable para reconstruirse-. Sin embargo, ante la actual amenaza foránea que comienza en Inglaterra y acaba, de momento, en Oriente Próximo, son los gigantes españoles los que más utilizan esta herramienta para blindar con un precio desorbitado a sus activos.
1.000 millones de razones
El caso más representativo es el del Real Madrid. Con la inminente renovación de Eduardo Camavinga hasta 2028, el 14 veces campeón de Europa elevará la cláusula del joven francés (hasta ahora 700 millones) a 1.000 millones; una cifra recurrente en el equipo blanco ya que jugadores como Rodrygo, Vinicius, Jude Bellingham, Federico Valverde o Éder Militao tienen firmados números similares. La barrera de los mil, un precio muchísimo mayor a los valores de mercado de sus futbolistas, permite a los blancos evitar sobresaltos y desajustes de plantilla a deshoras. Porque, en el caso de que el jugador quiera cambiar de aires, el club tiene la potestad de negociar el acuerdo que mejor convenga a sus intereses (como la venta de Casemiro al Manchester United en el verano pasado). Igualmente, por ahora, el posible éxodo a la SPL preocupa poco al Real Madrid. Le entidad sabe que continúa siendo el epicentro del fútbol mundial; y ni la pérdida de reputación que sufre la Champions League aleja los focos de las todavía reinantes competiciones europeas. Porque la historia y la tradición tienen un poso imborrable.
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La dinámica protectora es similar en el Barcelona. Con 1.000 millones de cláusula en sus contratos están actualmente Pedri, Ansu Fati, Ronald Araujo, Ferran Torres y, el último en adherirse a esta lista, Gavi, que tras anunciarse su renovación hasta 2026 en el pasado mes de septiembre ha sido recientemente inscrito como jugador del primer equipo azulgrana.
Con la evidente inflación en las cláusulas, el Barça aleja así sus demonios del pasado reciente, pues la marcha de Neymar en el agosto de 2017 aún duele en la Ciudad Condal. En aquel entonces, el Paris Saint-Germain -y su casi infinito dinero qatarí- abonó la cláusula de 222 millones del brasileño para romper ese ataque de ensueño que Neymar formó junto a Messi y Luis Suárez en el Camp Nou.
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