Messi anula a Francia y conquista a Maradona

Le esperaba el magnífico Velodrome de Marsella entregado a su duende, generoso en la ovación cuando asomó por el césped como si del ídolo local se tratara. En el fondo, casi da igual dónde vaya: Messi gusta en todos los rincones del planeta y Argentina ... presume de tener al mejor embajador del fútbol actual. Ayer se paralizó todo el país para seguir el debut de Leo en la era de Diego Armando Maradona, que todavía no había dispuesto de la pulga desde que ejerce como técnico nacional. Respondió como acostumbra, con un gol que da crédito al proyecto de su principal mentor.

Argentina no es el Barça

Ni fue la mejor noche de la albiceleste ni tampoco la mejor actuación del extremo azulgrana, aunque un destello suyo al final del duelo alegró la cerrada noche francesa. Estuvo bien, correcto, incluso más sacrificado en su trabajo que cuando combina otras rayas. Por decirlo de alguna manera, un Messi más terrenal al que estamos acostumbrados a ver en la Liga. Claro que el equipo no es el mismo y, por mucha mano que tenga Maradona, la selección argentina ni se acerca a la plasticidad del Barcelona, posiblemente el mejor equipo del mundo. El Barça juega a otra cosa que nadie acierta a imitar.

Messi se quedó anoche sin la magia del «10», número que en el combinado nacional corresponde a Juan Román Riquelme hasta nueva orden. Llevó el «18» y todas sus apariciones fueron acompañadas por un imponente murmullo general que delataba un temor contagioso. Es normal, después de tantas exhibiciones uno nunca sabe por dónde la puede liar el eléctrico Lionel. Esta vez no se explayó demasiado, aunque su primera aparición fue toda una declaración de intenciones al lanzar un «caño» mientras le rodeaba una melé azul.

Bailó con el «Kun» Agüero como pareja en el ataque de Argentina y los menudos delanteros se movieron sin parar, pero apenas crearon peligro. La oportunidad más clara antes del gol de Jonás Gutiérrez —minuto 41— fue precisamente una contra que comandó el «Kun» y que desperdició en el último instante Messi, cuyo disparo tropezó en la zaga francesa cuando el balón buscaba la red.

Casi olvidado el ataque albiceleste en la reanudación, Francia buscó con poco ímpetu el empate y se desprotegió tanto que una contra letal en el minuto 82 justificó el impagable esfuerzo de Messi. Montó con Tévez —suplió a Agüero— un contraataque letal para poner en pie al público galo, rendido a su fútbol del mismo modo que se rinde Maradona. Un cambio de ritmo y dos regates le bastaron para quedarse solo en el área y sentenciar, enterrando el mito del estadio marsellés en donde Francia no perdía desde 1960. Messi siempre tiene algo que ofrecer.

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