El socio del Leganés que no ha faltado a un entrenamiento en los últimos nueve años

«Cuando trabajaba, ya tenía la costumbre e ir a algunos entrenamientos, cuando podía, claro, pero desde que me jubilé, hace nueve años, es muy raro que yo haya faltado a una sesión». Con lluvia o con sol, frío o calor, Eugenio nunca ha tenido pereza para transmitir su ánimo al equipo de la ciudad en la que se instaló en 1969. Ha visto los métodos de varios técnicos y ha saludo a cientos de jugadores, pero él no se cansa y permanece fiel a una rutina que le apasiona. Su amor al «Lega» es incondicional . Ha sido fiel en Tercera división, Segunda B, en Segunda y, ahora, en Primera. «Me encanta el fútbol y el Leganés lo vivo al milímetro». Tan de cerca que se ha convertido en uno más de la familia blanquiazul, un club que mantiene la cercanía con su «gente» a pesar del salto a la Liga de las estrellas .

Por eso, después de unos días de ausencia que no pasó desapercibida, la entidad presidida por María Victoria Pavón preparó una cariñosa sorpresa a Eugenio . «No me lo podía esperar, me emocionaron», explica a este periódico con los ojos humedecidos cuando recuerda el momento. «Me pillaron de pardillo. Fueron unos compañeros a buscarme cuando salí del hospital y me dijeron: vamos a Butarque ¿Yo qué me iba a esperar lo que pasaría? Me apetecía ver el estadio y fuimos». Al llegar y entrar en su «otra casa» no pudo contener las lágrimas al encontrarse con sus hijos, su hermana y su cuñado, que estaban acompañados por Martín Mantovani . «El capitán me entregó una camiseta firmada por el equipo, fue un detalle maravilloso que jamás olvidaré », asegura con la voz entrecortada.

«A mis hijos les llama la atención y les sorprende que, con el paso de de los años, me siga gustando tanto el fútbol como para no faltar a un entrenamiento, pero ellos son felices si soy feliz. Y yo, viendo a Asier (el técnico) y los jugadores, lo feliz», asegura con firmeza. «Ojalá pueda seguir muchos años más». En las sesiones se nota la complicidad de los miembros el Leganés con este veterano socio y para él, en algunos entrenamientos, se «cae» el molesto cartel de «a puerta cerrada». «Me saludan y a veces incluso me hacen bromas, pero yo intento no molestar». Es la conducta que ha mantenido siempre en un club al que ha visto transformarse con el paso del tiempo. «Claro que ha cambiado, pero para bien. Ahora es todo profesional. ¿Quién me iba a decir a mi qué vería al "Lega" en Primera, hace años eso era totalmente impensable», asegura recordando sus primeros aplausos en campos de tierra de Tercera división.

A sus 76 años, desprende la misma ilusión de un niño. Se le iluminan los ojos y derrocha pasión cada que habla de su «Lega», en el que lleva ya más de cuatro décadas como socio . «He viajado por toda España y he disfrutado de todos los ascensos de categoría». Hoy vivirá un encuentro especial como ya le sucediera la pasada temporada con la visita de los de Simeone a Butarque . «También soy muy del Atleti, pero en este partido quiero que gane el Leganés. Luego, que el Atlético gane todos», asegura.

Pero el fútbol no solo le da alegrías, también «algún dolorcillo de cabeza». Como hace dos jornadas, en el derbi ante el Getafe . «Los que vivimos en Leganés sabemos lo que es esa rivalidad y escuece que te ganen, pero el fútbol es así, también te da palos, como la vida», añade frunciendo el ceño recordando su reciente paso por el hospital, que pronto tendrá que visitar otra vez. Allí no le faltará una radio para seguir los partidos de su equipo, pero su mejor tratamiento serán las ganas y el deseo de volver a ver al Leganés y poder acudir a los entrenamientos .