Gentile: «Habría que construir un defensa para Messi, ahora nadie enseña a marcar»

Italia había alcanzado aquella final de la Copa del Mundo celebrada en España después de dejar en el camino al Brasil de Sócrates y Zico y a la Argentina de Maradona . En gran parte gracias al duro marcaje, todavía recordado como modelo de implacabilidad, con el que anuló al 10 argentino: «Lo estuve preparando dos días, viendo vídeos. Me di cuenta de que tenía que conseguir que no se diera la vuelta , estar muy encima para hacer más difícil que le dieran el balón. Se dio una vez la vuelta y no pude seguirle».

Casi 30 años después, con el Real Madrid-Barcelona a la vuelta de la esquina, las proyecciones de su desempeño de aquel día se proyectan sobre Messi. «Me saca de quicio -dice- que los equipos se den ya por perdidos por que juegue Messi. Es verdad que es espectacular verlo jugar, pero yo no me quedaría mirando. Si puedo, lo paro». ¿Qué hacer entonces?, se le pregunta en la presentación de las cápsulas de café Espresso 1882 que le ha traído de vuelta al Bernabéu. «Ahora lo que pasa es que no se marca al hombre, sino el terreno. El campo; no el adversario. Ahora habría que construir un defensa para Messi, porque no hay, nadie enseña a marcar», se lamenta, aunque con un punto de orgullo al verse como uno de los últimos especímenes de aquel tipo.

Para este 10 argentino del Barcelona su receta es la misma que para aquel otro al que desquició en el verano de 1982 y que todavía le recuerda: aislarlo del resto, impedir que reciba la pelota, evitar que se dé la vuelta y comience la cabalgada, ya imparable.