La camiseta altera el plan de España

Hay quien dice, desde dentro, que es un milagro que la RFEF aguante con los últimos acontecimientos, desnortada y sin que se sepa quién manda ahí. Con la salida de Ángel María Villar el pasado verano, la Federación aguanta como puede y trata de aparentar una normalidad que no existe, pues parece evidente que se necesita reconducir cuanto antes la situación en los despachos para que el balón asuma el protagonismo que merece. Más que nada porque a la selección no se le puede reprochar absolutamente nada en esta fase de clasificación para el Mundial inmaculada, pero desde el vestuario exigen y reclaman que se ordene la gestión de una entidad puesta en tela de juicio por numerosos actos cuestionables.

Ayer, sin la presencia de los medios (solo los oficiales) en el clásico paseíllo de los jugadores a medida que van llegando con sus maletas y el neceser de rigor, hubo charla en la residencia de la Ciudad del Fútbol de Las Rozas. Los jugadores se reunieron con el cuerpo técnico para analizar la situación actual, alterada especialmente desde que María José Claramunt fuera despedida hace una semanas de su cargo de directora de la selección. Claramunt era una figura muy cercana a varios pesos pesados del vestuario y sentó fatal a futbolistas como Sergio Ramos, Sergio Busquets o Gerard Piqué que fuera expulsada de sopetón y con una carta fría. Es evidente que la relación entre los directivos y los deportistas no atraviesa su mejor momento y Juan Luis Larrea, presidente en lugar de Villar, no entra en la caseta. Queda descartada cualquier rebelión de los jugadores, pues se llegó a especular con la renuncia de los mencionados o incluso de alguno más con la salida de Claramunt, pero sí que es cierto que falta complicidad entre la junta actual y el grupo, algo que incomoda especialmente a los técnicos.

A la espera de que la FEF nombre al relevo de Claramunt, se seguirá con la hoja de ruta establecida, aunque ha salido un gran con la camiseta de marras. El pasado viernes, justo después de que Julen Lopetegui diera la lista para esta concentración, la jefa de prensa anunció «una sorpresa para el miércoles» , que es hoy. La sorpresa, claro, era la presentación de la camiseta que lucirá España a partir de este sábado y en el Mundial. Sin embargo, Adidas se adelantó el lunes presentando la elástica de manera oficial, y a partir de ahí se armó la mundial.

Conflicto en las redes, debate en el Congreso, Pablo Iglesias encantado porque le recuerda a los colores de la República y otros políticos expresando cierto desencanto. Y ayer por la mañana, Juan Luis Larrea echó más leña al fuego dando a entender que ese será el uniforme, pero que si hay mucho enredo se puede cambiar. «La decisión la ha tomado Adidas y la presentación es mañana. El término inamovible no me atrevo a decirlo, la firma tendrá todo hecho para salir a comercializar la camiseta. Sería una locura echarse para atrás », apuntó en Cope. «Adidas y la RFEF quieren aclarar que el lanzamiento de la camiseta que la selección lucirá en el Mundial está fuera de cualquier connotación política», defendió la marca alemana.

Pues bien, la camiseta no se presenta hoy porque, en vista del follón, se ha optado por cancelar el acto, que se iba a realizar en Las Rozas después del entrenamiento. En la sesión matinal de hoy, abierto los 15 primeros minutos para los medios, lucirán la nueva tela y se harán fotos , pero nada de actos ni de preguntas comprometidas para los jugadores de la misma marca que iban a asistir. Eso sí, habrá atención a medios con normalidad, y está claro cuál es el tema de debate. España tiene un problema con los colores.