Casillas vs Courtois: duelo de «santos» bajo los palos

Hace unos días coincidieron en el Charity Day del Mutua Madrid Open , un acto a beneficio de las fundaciones de Rafa Nadal y del capitán del Real Madrid . Fotos cargadas de sonrisas y buen rollo entre ambos. El portero del Atlético lo dejó claro: «Aquí no hay pique, lo dejamos para Lisboa». No cabe duda de que el papel de ambos será esencial para la suerte que corran sus equipos.

Casillas jamás ha perdido un derbi como titular ante el Atlético de Madrid, tras 26 enfrentamientos oficiales, de los que ganó 20 y empató seis. «San Íker» es el «demonio» para los rojiblancos, que rompieron su mala racha de los últimos catorce años en Liga sin poder ganar al eterno rival... pero con Diego López en la portería. En el cruce de Copa del Rey, con el capitán en el once inicial, el Madrid se impuso en los dos enfrentamientos.

El mostoleño también es un consumado especialista en ganar finales, tanto con su equipo como con la selección. Ha levantado dos Copas del Rey, dos Champions, dos Eurocopas y un Mundial. Un guardameta de reconocida solvencia, ágil como pocos, capaz de paradas inverosímiles (aquel balón que le sacó a Robben con la punta del pie en la final de Sudáfrica), intuitivo para detener penaltis y con «santo» (ese remate al palo de Neymar en la última final de Copa). Su punto menos fuerte, a decir de los críticos, es el juego aéreo. Solo ha perdido dos finales: la Supercopa de Europa de 2000 (el Madrid cayó ante el Galatasaray por 2-1) y la Intercontinental del mismo año ante el Boca Juniors (también 2-1).

«Lo importante es que el Real Madrid se ha vuelto a sentir como uno de los grandes de Europa», señaló Casillas esta semana. «Viviré esta final de forma distinta a las dos últimos (las de 2000 y 2002). En aquellas tenía 19 y 20 años. Si de algo me arrepiento es de que no las saboreé tanto como ahora. Era más joven y no podía pensar en lo que venía después. Si tengo que comparar, tengo mucha más ilusión ahora que antes».

«Tibu», ídolo del Calderón, un tallo de cara aniñada, multilingüe, nacido en Bree, Bélgica, encantado con su vida y su trabajo en España, con novia madrileña... pero cuya ficha pertenece al Chelsea. Puede que la final de Lisboa sea su último partido con el Atlético. O puede que no. El club negocia un año más de cesión e, incluso, sopesa la posibilidad de entrar en la puja para contratarlo, ya que Simeone lo considera esencial para sus planes de futuro.

Cuando lo contrató el Chelsea jugaba en el KRC Genk, club belga en cuyas categorías inferiores había debutado a los ocho años como lateral izquierdo; con el tiempo descubrió que tenía más talento debajo de los palos. Muy seguro por alto y con unos reflejos de felino a pesar de su envergadura, Courtois ha declarado recientemente a «The Guardian» que si se va a algún sitio, jugará: «Con mi edad, lo que quiero, lo más importante para mí, es jugar».

El portero, que tiene novia madrileña, admitió que no está seguro sobre qué pasará la próxima temporada. «Tenemos la final de la Champions y después el Mundial, así que ahora no es el momento de pensar en el futuro», añadió. Desde que cubre la portería del Atlético ha experimentado una espectacular progresión, con cuatro títulos (además de los mencionados trofeos Zamora). «Cuando llegué no estaba seguro de si estaría tres años. Me quedé uno y dije que ya vería. Ganamos la Europa League, la Supercopa de Europa y, al año siguiente, la Copa del Rey. Ahora la Liga. Era impensable conseguir todas estas cosas. Es más que un cuento de hadas».