Barcelona-Atlético, un partido que vale una Liga

Soñado para el «outsider» que ha roto el duopolio Madrid-Barça desde una tercera vía, alejada del vértigo de unos y del toque de los otros; el famoso «partido a partido» de Simeone llega por fin a su estación término (aunque queda la final de Champions, pero eso es otra historia), que ha alcanzado gracias a la solidaridad del grupo por encima del talento individual. Tiene 89 puntos, tres más que su rival, y le basta un empate en el Camp Nou para sumar su décima Liga dieciocho años después de la última.

Simeone usó el término «final» para referirse a los últimos cinco partidos del torneo, pero el choque de hoy se ha sacudido el matiz metafórico. El trabajo de esta semana ha tenido una variante táctica y otra emocional. En la primera, la concentración defensiva y la búsqueda de espacios a la espalda de los defensores del Barcelona, en especial por las bandas, se considera clave. Sobre esa base ha construido el técnico argentino sus choques frente a los azulgrana este curso, en los que ha cosechado una victoria y cuatro empates, encajando solo dos goles (ambos marcados por Neymar). Simeone recupera a Diego Costa , que estará acompañado en la delantera probablemente por David Villa. Por detrás, el equipo de gala que recitan de memoria los aficionados rojiblancos.

En la parte anímica, se ha hecho lo posible por olvidar lo que pudo ser y no fue, sobre todo borrar la imagen de Willy Caballero , portero del Málaga, realizando una parada antológica a Adrián y evitando el alirón el domingo pasado. También se ha evitado poner la venda antes de la herida: «La Liga no se merece; se gana» , ha dicho el capitán, Gabi. No hay miedo a morir en la orilla, sino entusiasmo por haber alcanzado con vida la última jornada.

En el Barcelona, al final todos llegaron a tiempo para la última convocatoria de Gerardo Martino como técnico azulgrana; un todo o nada por mucho que el rosarino insista en repetir que gane o pierda seguirá pensando igual de mal sobre su temporada en el banquillo del Camp Nou. Piqué, Jordi Alba y Neymar, que pretendían guardar reposo para llegar frescos al Mundial, han tenido que apretar durante la semana para por lo menos ganarse una plaza en la nómina de suplentes. «La oportunidad es única», manifestó Martino ayer.

Sin duda, el punto de vista es compartido por la plana mayor del vestuario, ya que noventa buenos minutos en casa responderían por diez meses de competición y a la vez supondrían un carpetazo agradable a una temporada eminentemente sombría, abonada a las malas noticias. Aceptada la irregularidad como la tónica del curso, la afición apoyará al equipo para que se imponga a su nuevo rival mediante un esfuerzo concreto. Martino quiso obviar los precedentes escudándose en el componente «emocional» de estas citas tan definitivas. «Quiero ganar el título por el esfuerzo de los futbolistas; han pasado una temporada muy difícil», añadió el técnico.

De los tres tocados, Piqué es el que cuenta con más números de ser titular para sostener, entre otras cosas, la corpulencia de Diego Costa. El central no juega precisamente desde la ida de los octavos de la Champions ante el Atlético. Bartra volvería al banquillo. Mientras, Neymar, único azulgrana que ha sido capaz esta temporada de batir a Courtois, aparecerá como revulsivo en un escenario de urgencia. El brasileño suele complicar la vida a Juanfran, pero no está para aguantar el esfuerzo desde el inicio. Por otra parte, apunta a que Cesc Fábregas volverá a la medular para desplazar a Iniesta al extemo izquierdo, de modo que Pedro volvería a ser suplente y por ende un revulsivo más.

El Camp Nou estará a reventar. Registrará el segundo lleno de la temporada, con apenas 500 aficionados del Atlético en el tercer anillo. La voluntad del club es crear un ambiente ensordecedor, pero quien conoce al socio culé sabe que las gargantas trabajarán si el equipo es capaz de motivarlas a través de su fútbol.