Un triple de Punter condena la épica del Real Madrid

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En los aledaños del WiZink Center suele haber un ambiente animado en día de partido y el de este martes era uno de los grandes. El primero de la serie de cuartos de final en la que el Real Madrid recibía al Partizan, un gigante de otros tiempos dispuesto a recuperar su grandeza. A los habituales del Palacio, apostados en sus rincones de siempre, se unieron esta vez decenas de camisetas negras. Aficionados serbios que se hicieron notar, tanto fuera como dentro del pabellón.

Era una sensación extraña, como lo fue también escuchar el aplauso de la grada madridista al técnico rival. Lógico al tratarse de Obradovic, un ex de la casa, que respondió con cariño al gesto del público y que celebró luego la victoria como si fuera la primera de su carrera. La dificultad de la empresa merecían ese grito gigante al cielo de Madrid cuando Punter acertó cuando más difícil lo tenía. Canasta inverosímil que coronó su magnífica actuación (26 puntos).

Amaneció mejor el Partizan, impulsado por la necesidad de ganar al menos un partido en Madrid para estar en la Final Four. Le ayudó la torrija blanca y también la muñeca de Smailagic, uno de esos pívots con alma de alero que disfrutan más jugando en el perímetro que cerca del aro. Tres triples casi consecutivos del serbio pusieron al Partizan ocho arriba (6-14, min. 5) y obligaron a la reacción del Real Madrid.

Llegó de la mano de Gabriel Deck, cuyo carácter rescató a los blancos. Más por garra que por juego, pues cada canasta era un suplicio para los de Chus Mateo, cuya remontada no se consumó hasta que agonizaba el primer cuarto (20-19, min. 9). La sequía ofensiva de los serbios, cristalizada en un parcial de 10-2, se alargó en el inicio del siguiente parcial, en el que Hanga irumpió para acaparar los focos. Cinco puntos del magiar y un triple de Yabusele ampliaron la renta local y encendieron las alarmas en el banquillo de Obradovic (30-22, min. 12).

Dominaba el Madrid y eso que Musa, uno de sus referentes, seguía sin aparecer. Lo intentaba el bosnio,ofuscado por momentos. Impotente ante la defensa que Obradovic diseñó para frenarle. La tercera falta personal, segunda consecutiva en ataque, sacó del partido a la estrella blanca y también al resto del equipo. La polémica se llevó por delante la ventaja madridista y propulsó la mejora de los visitantes, que se subieron al salvavidas que le habían lanzado los colegiados. Punter, el más listo de la clase, aprovechó para lucirse como no lo había hecho hasta entonces. Trece puntos consecutivos del base -salpicados por un triple de Exum- con los que el Partizan navegó feliz hasta el final del período (44-48).

El descanso abrió una grieta inesperada en los blancos, pues Tavares, su único cinco disponible, se quejaba por un golpe en la rodilla. El gigante salió titular en la segunda parte, pero a los tres minutos se fue al banquillo, donde fue tratado por el médico para no volver más. Tocaba tirar de épica y en eso no hay ningún equipo mejor que el Madrid, que perdía por siete (48-55) y que sin Tavares, Hezonja y Musa -ambos con tres faltas- se lanzó a por el imposible. Un triple de Randolph, de vuelta tras su grave lesión hace solo unos días, dio inicio al festival del Madrid, que en un pis pas se había puesto de nuevo por delante (60-59, min. 29). Coincidió la remontada con la primera canasta de Musa, inédito hasta el momento. Desatado a partir de ahí. Había vivido el choque enjaulado y su regreso a la cancha coincidió con el despertar blanco. Y eso que Tavares seguía en el banquillo, cabizbajo por no poder contribuir al desenlace del encuentro, que entró en el último cuarto con todo por decidir (64-63).

Por entonces, el Madrid había entendido ya que solo iba a poder ganar el partido con el corazón y el de Deck es el más grande. El argentino, líder absoluto, se alió con Musa para dar sustento ofensivo a su equipo. Rudy, siempre Rudy, comandó la defensa. Así se fabricó una ventaja de siete puntos que parecía desequilibrar definitivamente el choque (77-70, min. 35) con solo cinco minutos por jugarse. Pero eso, con Obradovic en el banquillo y el talento que tiene el serbio a su servicio, es mucho decir. Avramovic, Lessort, Exum… y Punter. ¡Qué jugador! Su puntería -incluido un 3+1- puso contra las cuerdas al Madrid, que aún sacó fuerzas para responder.

La entrada de Hezonja, enfadado porque no había jugado en toda la segunda parte y al que Chus Mateo puso en pista a falta de dos minutos, mejoró la defensa blanca, que nada pudo hacer en la última jugada. Con uno arriba, los blancos defendieron bien la posesión final del Partizan, que se la jugó con Punter y encontró el premio. Botín maravilloso que le permite tropezar el jueves en Madrid y tener aún dos opciones de sellar su vuelta a la Final Four si gana en el fortín de Belgrado. La épica le toca ahora al Real Madrid, que necesita lamer sus heridas, recuperar efectivos y pensar en la hazaña de ganar en el Stark Arena.