El Barcelona abandona al fin Belgrado

Los jugadores del Barça tenían prisa por que acabase el trámite. Ni esperaban a que el speaker pronunciase sus nombres para saltar a la cancha, deprimidos los azulgranas desde su naufragio el jueves ante el Real Madrid. Nadie quiere estar en la lucha por un tercer puesto, aunque la afición griega, auténtica mecha de esta Final Four , se mostraba igual de incondicional y ruidosa que siempre, como si de una final se tratase. Incluso se aprendieron insultos en español para la ocasión.

Poco ritmo, sin embargo, en la cancha. Sanli se aprovechaba del espacio que el Olympiacos le cedía para anotar de media distancia y las defensas brillaban por su tibieza. Kuric fallaba desde el triple totalmente solo, en dos ocasiones. Un partido difícil de jugar que los dos equipos no se dignaban a endulzar, aunque nadie les puede culpar por ello. Jokubaitis , con sus rizos y con ganas de correr, sí consiguió hacer despegar al Barça en el segundo cuarto. Comenzaban a moverse los azulgranas con fluidez y mostraban alguna coreografía interesante al juntar en pista a un quinteto rápido, de pocos centímetros.

El Olympiacos repelió el alzamiento con muchas manos y buenas defensas. Corrían y encestaban con facilidad y, cuando el Barça replegaba bien, la magia de Sloukas prolongaba la racha griega. Ambos conjuntos empezaban a atinar desde el triple y el ambiente enrarecido se convertía en un duelo, al menos, igualado e interesante. Sanli proseguía con su buena racha desde el tiro, el Barça en general, porque Abrines también sacaba la mecánica a pasear, y los de Jasikevicius llegaron al descanso con una ventaja de seis puntos tras una buena penetración de Calathes.

El esmero de Abrines en defensa y un triple larguísimo de Mirotic lanzaron a los catalanes, que cada vez se sentían más cómodos en la cancha, con el Olympiacos algo apagado tras la reanudación. Laprovittola rompía algún que otro tobillo y las endorfinas alegraban a los culés tras una Final Four que traerá pesadillas durante una buena temporada. Los árbitros calentaban con sus decisiones a la grada griega, que llegó a lanzar algún objeto hasta el parquet, aunque sin mayores consecuencias.

No dejaban de gritar, pitar y condensar el aire del Stark Arena y los jugadores no pudieron hacer menos que corresponder a semejante entrega. Crecía el Olympiacos de la mano de un gran Vezenkov y se estancaba, de nuevo, el Barça en el tercer cuarto, aunque la sangría no fue ni la mitad de dolorosa que el jueves ante el Madrid. Para mayor drama, antes de empezar el último periodo, el dj del estadio decidió que lo más adecuado era hacer sonar 'Aserejé'.

Apretaban en defensa los de El Pireo y los azulgranas se quedaba sin ideas, la distancia era más bien corta. Un mate de Dorsey al contraataque puso la escena patas arriba mientras Jasikevicius pedía explicaciones a los suyos ante un nuevo derrumbe mental. El talento de Higgins, lesionado desde enero, consiguió calmar el oleaje, pero no desistían en su persecución los rojos. Sin embargo, el Barça, harto de sufrir, dijo hasta aquí. Mirotic , el bonus y cierta clarividencia colectiva le permitieron cerrar partido y llevarse el tercer puesto de la Euroliga.