Sergio Rodríguez: «Tener a Messina al lado es un lujo»

¿Cómo es la vida en Milán?

Muy agradable. Tenemos muchos partidos y viajes, que este año han sido más complicados a causa de la pandemia por culpa de los test y las medidas sanitarias, pero suelen ser trayectos muy cortos porque la mayoría de los equipos de la liga italiana están en la zona norte y en Euroliga viajamos en chárter. Eso hace que todo sea más llevadero. Personalmente, estoy muy feliz porque solo entreno por las mañanas y eso me permite tener las tardes libres para dedicarlas a mi familia. Las niñas están contentas con el colegio y nos hemos adaptado todos perfectamente a Italia. Es de las mejores experiencias que he vivido personalmente en el extranjero.

¿Es una vida más parecida a la que podía tener en España?

Sí, creo que por carácter y por clima estamos mucho más unidos o más cercanos a Italia. En Rusia los horarios eran diferentes y nos limitaba mucho la vida familiar y aquí el ritmo es muy español. Me recuerda mucho a nuestro país. Es un sitio fantástico para todos. Para mí para desarrollarme como profesional y para mi familia para vivir una experiencia vital magnífica.

Fue allí, muy cerca de Milán, donde estalló el coronavirus en Europa. ¿Se vive la pandemia con mucha precaución o con un cuidado especial?

Al principio sí que se notaba una psicosis especial, pero poco a poco creo que nos hemos ido adaptando y se ha normalizado un poco una situación que no lo es. La ciudad lo ha pasado muy mal. Se notaba que había mucho miedo en las primeras semanas, sobre todo porque no se conocía lo que estaba pasando. La buena noticia es que, como en el resto del mundo, todo ha ido a mejor y ya se empieza a ver la luz al final del túnel.

¿Cómo ha sido jugar y viajar en medio de la pandemia?

Pensaba que iba a haber más problemas para jugar los partidos. Sobre todo en Euroliga. Hubo muchos brotes al principio, pero luego se normalizó todo y en líneas generales ha habido mucha tranquilidad. No podemos quejarnos, la verdad. Somos unos privilegiados, viajamos en chárter y se ha hecho un esfuerzo muy grande por parte del club en todos los aspectos para que estuviéramos en las mejores condiciones. Era complicado para todos, pero era importante seguir con la actividad en un deporte que se sigue mucho y que puede ayudar a la gente a pasar el tiempo y estar entretenida. Creo que ha sido importante para todos sacar adelante la temporada sin aficionados en los pabellones, aunque con un ritmo normal.

Y lo de ser papá en plena pandemia, ¿cómo lo lleva?

Siempre trato de sacar la parte positiva de todo. La irrupción del virus nos encerró a todos en casa y yo aproveché para pasar y disfrutar más de ese tiempo con mi mujer y mis hijas. Eso es algo que para mí, por mi trabajo, no es fácil. Ha sido un año muy bonito en ese sentido y recibir a un nuevo miembro de la familia en estas circunstancias ha sido muy especial. Cada niño supone un cambio y una nueva preocupación, pero es muy bonito y estoy muy feliz. Aunque han sido unas condiciones muy duras para todos nosotros hemos tenido la fortuna de estar en el lado bueno, en el que menos ha golpeado la pandemia.

Y estando acostumbrado a estar fuera de casa, ¿no se le hace muy cuesta arriba pasar tanto tiempo en ella?

Para nada. Me encanta pasar tiempo con las niñas y jugar con ellas.

Les gusta estar siempre haciendo cosas y es agotador, pero lo disfrutas mucho. Valoro este tiempo libre y esa conciliación que no es cosa solo de la pandemia, sino que Ettore (Messina, su entrenador en el Armani Milano) también es el primero que se preocupa por poner horarios que nos permitan tener esa vida familiar. Entrenamos mucho, pero solo por la mañana y no perdemos tiempo en desplazamientos. A mí me ha dado la vida porque he podido pasar mucho tiempo con la familia y mis hijas no notan mi ausencia, porque cuando vuelven del colegio yo ya estoy ahí.

Es su séptima Final Four, ¿en qué es distinta?

En esencia, es lo mismo. Cuando llegas a estas alturas de competición con vida da igual ya si es la primera vez que lo haces o la décima, lo único que quieres es ganar. Es tan complicado estar ahí, en el fin de semana en el que te lo juegas todo, que hay que valorarlo, aunque más allá de eso lo que quieres hacer es ganar. Disputar una Final Four significa que está muy cerca de ganar y a la vez muy lejos. Son dos partidos de mucha tensión en los que tienes que estar preparado para todo y para saber adaptarte a un cambio de guión. Son partidos de mucha tensión porque te estás jugando la temporada a una carta y eso pesa.

¿Cuenta entonces mucho la experiencia?

Por supuesto y nosotros, aunque el club hace tiempo que no juega una, la tenemos. Empezando por el banquillo, por Ettore Messina, que es nuestro líder. No hay mejor entrenador que él para este tipo de ocasiones. Luego estamos Hines, Datome, Delaney o yo mismo que hemos pasado ya por varias finales como esta. Estamos preparados.

¿Y el Barça? ¿Cree que puede pesarle esa falta de experiencia?

No lo sé. Es una incógnita. El Barça quizá hace mucho que no juega una Final Four, pero le pasa como a nosotros, que tiene jugadores de mucha calidad y que sí tienen esa experiencia de grandes finales. Incluido un Pau Gasol que es un gran refuerzo para ellos.

Por su pasado madridista, ¿le dan más ganas de superar al Barcelona?

Para mí siempre es especial jugar ante el Barcelona por mi pasado madridista y porque se trata de un equipo español. Pero no quiero ganar este partido por eso, sino porque significaría que estoy un paso más cerca del título.

Hablaba antes con especial veneración de su entrenador, de Messina. ¿Está siendo muy diferente su experiencia con él de la que tuvo en el Madrid?

Está siendo más larga, para empezar. Allí apenas coincidimos unos meses antes de que él se fuera, pero para mí fue muy importante la conversación que mantuvimos antes de mi fichaje por el Madrid. Me transmitió esas ganas de competir, de luchar por todo y volver a ser importante. No pudimos estar mucho tiempo juntos, pero nos hemos vuelto a reencontrar después de haber acumulado ambos diferentes experiencias y creo que a estas alturas de mi carrera estar junto a él es un lujo. Saber que te apoyas en alguien que lo ha ganado todo y que tiene respuestas a dudas que te aparecen después de 18 años jugando es algo increíble que no todos los entrenadores pueden hacer. Cuida mucho la parte personal y podemos compaginar el baloncesto con la vida familiar y para el jugador es muy importante.

¿Le veremos en los Juegos?

Siempre ha sido una ilusión grande jugar con la selección, desde siempre. Desde 2005 que debuté. Estuve yendo muchos años, luego dejaron de llamarme y luego volví a acudir siempre a la cita hasta 2019. Aquel verano fue muy difícil para mí, con mucha tensión, mucha presión y necesitaba un cambio y estabilizarme. Parar. Creo que me vino muy bien a mí y al equipo también, porque en aquellas circunstancias no hubiera estado para ayudar como debía. A ellos les fue fenomenal y a mí también. Son decisiones duras y hay que saber tomarlas a veces. Ahora es distinto. Poder ir a los Juegos es mi ilusión y espero que el seleccionador quiera contar conmigo para poder disputar esa cita con España.