Carroll vuelve a sonreír

Se ha acostumbrado el Palacio a grandes gestas. Noches de campanillas que en los últimos años han alumbrado una cancha otrora olvidada para el baloncesto. Lo ha hecho pasar tan bien este equipo a su afición, que los partidos como el de Euroliga ante el desconocido Nizhny Novgorod dejan las gradas semidesiertas. Puro trámite el duelo ante el conjunto ruso, neófito en la Euroliga y con calidad a cuentagotas, de esos que no apetece jugar y menos aún ver desde la grada. [E stadísticas del Real Madrid-Nizhny Novgorod ]

Los pocos que se acercaron hasta el Palacio disfrutaron, eso sí, de una noche mágica gracias a Jaycee Carroll. Lesionado durante gran parte de la temporada pasada, el americano explotó por fin y volvió a ser el Carroll de siempre. Un tirador infalible. Certero desde media y larga distancia. Amenaza constante y terror para las defensas rivales.

Vaya por delante, que la del Nizhny Novgorod no es la mejor de Europa, pero sirve para calibrar una recuperación importante de cara al futuro para el Real Madrid. Porque Carroll se exhibió de manera fantástica. Laso le dio un puesto en el cinco titular y a partir de ahí todo fluyó para el rubio americano.

Acabó el primer cuarto con nueve puntos y al descanso sumaba ya 25, fruto de una serie casi impoluta desde el 6,75 con seis aciertos en siete intentos. Se atrevía con todo el número 20 del Real Madrid, que se hartó de cortar por la zona para recibir el balón y mirar a canasta.

El partido se convirtió durante esa primera mitad en un monólogo de Carroll contra el mundo. Un mundo llamado Novgorod en el que Rochestie era el único que mantenía el tipo y que al descanso perdía por doce puntos (58-46).

La segunda mitad la comenzó en el banquillo, haciendo guiños a Laso para ver si le ponía pronto en acción. Se le notaba ansioso por volver al parqué, en un partido que había transformado su objetivo dada la superioridad blanca en el marcador.

La gente quería a Jaycee y, aunque Laso tardó casi un cuarto en darle entrada, acabó por hacer caso a la grada… y al sentido común. Su primer intervención fue otro triple, acrobático, que acabó besando la red. Quedó claro que era imparable, así que a partir de ahí se tiró todas las que acababan en sus manos. Falló, un triple y sumó algún tiro libre más hasta acabar con 32 puntos, pero con la sensación de haber recuperado su mejor versión. La mejor noticia en un partido que parecía intrascendente y que dejó un nuevo "fichaje" para el Real Madrid.