Fútbol

Simeone y Joao Félix ganan con el divorcio, pero siguen en guerra

El técnico ha logrado impulsar al Atlético desde la marcha del luso y este juega a lo que le gusta en el Chelsea y sigue vivo en la Champions. Y cada uno enrostra al otro sus nuevos beneficios

Los motivos por los que Simeone y Joao Félix no se tragan

Como a esas parejas a las que el paso del tiempo hace mella y el día a día juntos se les hace más cuesta arriba semana a semana, la separación de caminos ha supuesto una liberación tanto para Simeone como para Joao Félix. Y como ... en toda ruptura, desde fuera de casa los espectadores reparten culpas de un divorcio firmado después de tres temporadas y media de tardes y noches de partidos.

Para parte del colchonerismo, el Cholo nunca supo terminar de entender ni sacar fruto al evidente potencial futbolístico del fichaje más caro (127 millones de euros) en la historia del Atlético de Madrid; para otro sector de la familia rojiblanca, el portugués fue el que no supo adaptar su talento al espíritu de sacrificio que impone el técnico, sin excepción, en sus equipos.

Una gota de aceite lusa en un vaso de agua argentino, un maridaje imposible que terminó saltando por los aires en enero con reproches en la grada. Desde una parte de la familia rojiblanca se lamenta el inmovilismo del jefe del banquillo, otros no se olvidan y recriminan los gestos y caritas del delantero que no ayudaron a reconducir la relación con su entrenador. Un vínculo que acabó rompiéndose en el pasado mercado invernal a través de una cesión al Chelsea. Ese distanciamiento les ha devuelto la sonrisa, aunque ambos parecen no olvidarse el uno del otro y mantienen una especie de guerra fría con mensajes encriptados en sus declaraciones ante la prensa.

El divorcio no es ni mucho menos definitivo, al menos por ahora, porque ambos podrían volver a estar frente a frente en el vestuario la próxima campaña. Si el Cholo clasifica al Atlético para la Champions cumplirá el año de contrato que le resta y continuará otro curso en el club, mientras que Joao acabará su cesión inglesa en junio, por lo que la posibilidad del reencuetro es más que real. La opción de la 'reconciliación' es, sin embargo, mucho más dudosa a tenor de las chinitas que se siguen lanzado desde la lejanía.

Equipo reconocible

Con uno en Londres y el otro en Madrid, la herida sigue sangrando leyendo entre líneas en las manifestaciones de ambos. Simeone, que acaba de convertirse en el entrenador con más partidos en la historia del Atlético (613), volvió a desenfundar la cartuchera dialéctica en el último encuentro de Liga crecido tras la goleada al Sevilla (6-1). «Vuelve a haber un equipo reconocible, la gente se siente identificada con el equipo se juegue mejor o peor, pero hay compromiso para jugar a lo mismo y, cuando hay gente así en el grupo, todo es más fácil», afirmó. La falta de compromiso grupal y la búsqueda del lucimiento personal achacado a Joao en algunas acciones fueron, precisamente, uno de los motivos del inicio del distanciamiento profesional, que no personal, entre el preparador argentino y su pupilo, que tiene firmado por el conjunto rojiblanco hasta junio de 2027.

En enero se escenificó el divorcio al que Miguel Ángel Gil Marín, el CEO del club, puso fecha un mes antes, durante el Mundial, al desvelar abiertamente la falta de sintonía que se intuía entre Simeone y Joao. «Es la apuesta más grande que ha hecho el club. Yo creo que tiene el nivel máximo mundial pero, por motivos que ahora no merece la pena entrar, la relación entre el míster y él no es buena, ni su motivación. Lo razonable es pensar que sales aunque me encantaría que siguiera, pero esta no es la idea del jugador», alertó.

A pesar de que durante su estancia en el Atlético los mensajes de Simeone de cara al exterior siempre fueron en defensa de su jugador, las tensiones entre ambos venían de lejos. El gesto del luso en Villarreal en marzo de 2021 mandando callar mientras miraba al banquillo fue uno de los primeros síntomas de que la relación entre ellos no estaba engrasada, aunque aquel 'desplante' se maquilló diciendo que iba dirigido a Lodi, uno de los mejores amigos que tenía Joao en la plantilla. Ahora, ni uno ni otro están en el vestuario porque el Cholo también se ha desprendido de todo el clan de íntimos de acento portugués que rodeaba a Joao en la caseta.  

El último dardo de Simeone en el Metropolitano tuvo la respuesta de Joao menos de 48 horas después en la previa del duelo de su nuevo equipo en la Champions. «El Chelsea es un equipo al que le gusta atacar, tener la pelota, dominar el balón... Ese es el fútbol que me gusta jugar. Me siento muy libre aquí y me gusta. Me encanta», dijo el futbolista. Un estilo muy diferente al del Cholo, donde al luso siempre se le notó incómodo y encorsetado.

Ni uno ni otro se echan ahora de menos. Mientras Joao Félix disfruta en Stamford Bridge de la Champions con el Chelsea ya clasificado para cuartos, Simeone sonríe con un Atlético que tras la marcha de portugués es el que más puntos ha sumado en la Liga, solo superado por el líder Barcelona. También es el segundo que más goles marca desde entonces y el segundo que menos recibe. «Después del Mundial el equipo empezó a encontrarse muy bien; el que quiera entender, que entienda», argumentó el técnico tras ganar al Sevilla. O sea, sin Joao Félix. ¿Otro dardo?

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