Memphis, Griezmann y Morata se suben a la fiesta del Cholo

El revolcón a la alineación y el sistema arrojó sobre el pasto otra novedad, finalmente más decisiva: la primera titularidad de Memphis Depay. El neerlandés compitió con el Cholo por la foto de la noche. Y eso que en su primera aparición se arriesgó a que le retiraran el carnet de futbolista por un control infame solo frente a Bono tras un regalo largo de Hermoso. Lo compensó con creces. Primero con una galopada certera para aprovechar una exquisitez de Griezmann (es el mejor) y sobre todo con una maravilla de golazo de cosecha propia en una acción que costaba predecir: la jugada pedía el pase a Lemar por la izquierda, pero Memphis se acomodó la pelota en la otra dirección y soltó un zapatazo con la derecha que agujereó la escuadra sevillista.

Partido acabado, pensó para mal el Atlético. O Giménez al menos. Y el Sevilla, que había aparecido por el Metropolitano impresionado o aplatanado, dimitido, se lo hizo pagar. En-Nesyri acortó distancias en un acto de fe de Gueye y de pasividad negligente del central uruguayo. Oblak tuvo que evitar otro susto a tiro de Suso antes del descanso. Tocaba llamada de atención en camerinos. O gritos. Por ambos bandos.

Y lo que ocurrió luego, fue que Griezmann (es el mejor) decidió que si la noche estaba de fotos él quería salir. Y así, tras un rato de posesión estéril del Sevilla, por el qué dirán más que nada, y de controles virtuosos de Carrasco, preciosos pero también un poco inservibles, el francés agrandó su biografía con un gol sensacional. Un zurdazo desde la frontal, tras una pared extraña con Koke, que rompió la otra escuadra de Bono. No paró mal el marroquí, es que le dejaron vendido, y cuando no, le tiraron misiles.

Así que Griezmann, que está de dulce desde que pidió perdón y se reconcilió con las tribunas, ocho asistencias (más que nadie) y ocho goles, cerró por segunda vez el partido. O eso pensó para mal el Atlético. Savic al menos. Pero el error del montengerino lo mandó esta vez a las nubes Suso.

El Sevilla no quería levantarse, o eso parecía, sobre todo después de que Carrasco acumulara otro tanto (!qué pase sin mirar del niño Barrios!), pero el Atlético estaba empeñado en cursarle invitaciones para hacerlo. O Llorente y Giménez. Rakitic mandó al palo el penalti del lateral y ya sí los colchoneros se ciñeron al homenaje. Morata redondeó la goleada (otro servicio maravilloso de Griezmann, aunque no cuente como asistencia) con dos tantos, debutó el irlandés, Cuadra expulsó a Gueye y el Metropolitano, alentado por los aspavientos del Cholo como en los grandes días, cantó de una vez feliz. Con goles, olas, olés, abrazos y todas esas cosas que parecían olvidadas. El gran día del Cholo terminó en homenaje y en fiesta del colchonerismo. Y con el Atlético, tercero. Una leyenda.