La manta de Gil Marín

Eso es lo que ha hecho el CEO, normalizar lo anormal colocando el listón de la exigencia de un grande como el Atleti a la altura de un pigmeo babinga. Cualquier entrenador del Real Madrid es consciente de que si no consigue títulos se irá a la calle, pero Simeone sabe que seguirá siendo el técnico mejor pagado del mundo si es capaz de protagonizar la proeza de quedar por detrás de Real Madrid y Barcelona.

A ver, Gil, que al Atleti le tocó un grupo blandiblú en la Champions y quedó el último: Oporto, Brujas, Leverkusen y el equipo del Cholo, ese fue el orden. Fuera de Europa a las primeras de cambio, ni siquiera Europa League, el septiembre de los malos estudiantes. ¿Cómo va a luchar por la Liga un equipo que pierde en casa con el Villarreal y fuera con Cádiz y Mallorca y empata con Rayo, Español, Almería y Getafe?

Por mucho interés que pusiera en su día Florentino Pérez en tratar de reflotar al equipo de su amigo Cerezo, y mira que se afanó metiéndolo con calzador en la SuperLiga o no yendo a por todas con Agüero o Forlán por no ofender a nadie, la misión le viene grande incluso a Ethan Hunt.

Desde los años ochenta llevo escuchando la misma monserga. Era yo un chaval y Alfonso Cabeza ya amenazaba por aquel entonces con tirar de la manta con un tono tan severo que a mí me recordaba mucho al del padre Mapple de Moby Dick. La vieja manta la heredó Gil y Calam, que estaba muy modosito, ha subido a la buhardilla y vuelve a sacarla otra vez del viejo baúl de los recuerdos familiares, apolillada, descosida y con unos ácaros del tamaño de un ciempiés.

Y no será porque Gil junior no pueda comprar una nueva porque el Atleti encalla pero su yate vuela por la lista Forbes como el velero bergantín de la canción del pirata de Espronceda. Fíchese en el mercado de verano otra manta sin remiendos porque esta ya huele. ¿Os hago un bizum?