Elche 1 - Atlético 0
El Atlético no comparece en Elche y se complica el segundo puesto
Liga Santander
Cae ante el colista, ya descendido, y rompe la buena racha de las últimas jornadas
La Liga: resultados y clasificación
Antoine Griezmann, durante el Elche-Atlético
Quien esperase ver al Atlético en Elche se quedó con las ganas. Por el Martínez Valero pasó un equipo vestido de negro que utilizó ese nombre, pero que en nada se parecía al que venía deslumbrando en las últimas jornadas. Un ente espectral que se ... llevó una derrota tan inesperada como merecida ante el colista. Un traspiés que le complica el subcampeonato. Perdón, la segunda plaza.
No se jugaba nada el Elche, descendido ya de forma matemática desde la pasada jornada. Pero en absoluto parecía tal cosa. Superado el luto, y espoleado por el fenomenal ambiente de su estadio (un diez para esa afición), tiró de orgullo para empezar a despedirse de Primera con su mejor versión. Bien dirigido por Gumbau y con una velocidad más que el rival, lograba hacer daño por ambas bandas. En especial por la izquierda, donde Nahuel y Witsel sufrían para contener las galopadas de Lautaro Blanco. Del lateral argentino fue también la primera ocasión del partido, con un disparo potente que detuvo Grbic.
Elche 1 - Atlético 0
- Elche Badía; Lautaro Blanco (Pere Milla, min.67), Clerc, Bigas (Magallán, min.84), Palacios, Tete Morente; John, Gumbau, Fidel (Raúl Guti, min.84); Nteka (Josan, min.67) y Boyé (Ezequiel Ponce, min.93).
- Atlético Grbic; Molina, Witsel, Giménez, Hermoso (Reguilón, min.61), Carrasco; Koke (Carlos Martín, min.82), De Paul (Barrios, min.61), Lemar (Correa, min.54); Griezmann y Morata.
- Gol 1-0, min.42: Fidel.
- Árbitro Muñiz Ruiz (C.Gallego). Amonestó a Fidel (min.30) y a Lautaro Blanco (min.36) por parte del Elche.
- Incidencias Martínez Valero. 22.174 espectadores.
Es posible que el Atlético no esperase ese arrebato de un equipo que debía estar anímicamente hundido. Y de ahí, su caraja. Ese no estar permanente. No había rastro del equipo al que se le venían cayendo los goles del bolsillo, el que presumía de los mejores números de toda Europa desde el regreso mundialista. Tampoco se jugaba demasiado, salvo el incentivo de esa lucha con el Madrid por el subcampeonato, pero costaba entender el porqué de esa bajada de brazos. Hasta Griezmann se contagió. Fue Morata quien más cerca estuvo de marcar para los rojiblancos en la primera mitad, pero su cabezazo picado, a pase de Nahuel, lo sacó abajo Badía.
Nteka y Lucas Boyé fueron los siguientes en probar suerte ante la portería de ese equipo fantasmagórico que iba cediendo terreno según pasaban los minutos sin meter la piernas (Solo tres faltas en contra durante todo el partido), y esa flojera le acabó costando el partido. El tanto llegó ya cerca del descanso tras un saque de banda del Elche y un tremendo error de Grbic, que despejó mal y permitió el remate de semivolea de Fidel. El gol debió ser anulado porque Lautaro sacó de banda con un pie ya dentro del terreno de juego. La falta de saque no pasó inadvertida para el VAR, pero según el reglamento ahí no puede intervenir. Mala suerte para el Atlético.
En la jugada siguiente reclamaron penalti los de Simeone, arrollado Giménez por Badía dentro del área. El central uruguayo quedó noqueado, obligado a ser asistido por el médico, pero el árbitro, tras una nueva consulta con el VAR, no consideró que hubiese nada digno de ser pitado.
Cambio de sistema
El refresco del descanso le venía en buen momento al Atlético, que lo estaba pasando francamente mal. Pero a la vuelta no cambió demasiado el paisaje. El Elche insistía por la banda de Nahuel y Witsel porque seguía sacando petróleo de allí, ahora con Nteka, lo que obligó a Simeone a cambiar rápido su idea y apostar por una defensa de cuatro. Ahí empezó a dominar el equipo visitante. Morata, de nuevo, fue quien más cerca tuvo el empate, pero de nuevo se topó con Badía.
El Atlético confiaba en el desgaste de los locales para, al menos, salvar un empate que certificase oficialmente su clasificación para la próxima Champions. Pero no ocurrió tal cosa. A cambio, cada contragolpe ilicitano llevaba veneno a la portería de Grbic. Pere Milla y Lucas Boyé tuvieron la oportunidad de sentenciar.
El Atlético tuvo una última, de nuevo en las botas de Morata, pero confirmó que sin gol ni un guardameta salvador (se empieza a echar de menos a Oblak) entra en riesgo de caer en la mediocridad.
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